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domingo, 6 de agosto de 2017

LA VAINA: LA ECONOMÍA INFORMAL

LA VAINA
LA ECONOMIA INFORMAL


         Las causas de la operatoria en negro hay que buscarlas y analizarlas un poco más profundamente de lo que suele hacerse. Desde aquella campaña del "no deje que le roben" hasta ahora, ha pasado mucha agua bajo el puente. La atribución a "los empresarios" que son unos "avivados" ("alimañas", escuché ayer en una radio) del problema de la informalidad es cuando menos una apreciación simplista, por no decir que infantil.
Quienes trabajamos en esto (y diríamos que todo el mundo) sabemos que en el GBA los negocios venden buena parte de sus productos en negro, sin entregar factura. ¿Eso significa sí y solo sí que están "robándote"?, Por empezar digamos, en pos del buen uso del idioma, que correspondería hablar de "hurto", pero bueno, dejémoslo así.
La realidad es que la venta en negro permite bajar los precios y competir. ¿Cuál es la causa de que los sucesivos gobiernos toleren las saladas, las saladitas, el Mercado Central y demás deudos? ¿Y la venta informal y "trucha" en las calles? Todos vemos todos los días a pilas de vendedores, especialmente en los centros urbanos del GBA y también en la CABA, vendiendo toda clase de mercadería, sin ningún tipo de comprobantes, copias pirata de películas, lo que sea.
Esta operatoria tiene mucho que ver con el altísimo costo que tiene en la Argentina operar en blanco, señores. Si pretendés vender todo en blanco y cargar la retahíla de impuestos nacionales (IVA, ganancias, ganancia mínima presunta, bienes personales, impuesto al cheque); o la amalgama de gravámenes provinciales y municipales (ingresos brutos, sellos, seguridad e higiene, ABL, inmobiliario, gravamen a la herencia -transmisión gratuita de bienes- tasa vial); a lo que se suma la maraña de regímenes de retención, percepción, anticipos, pagos a cuenta y lo que se te ocurra; podemos tener bien en claro cuál es el panorama. El peso económico que esto significa es inmenso. No sólo la presión tributaria en sí, sino el costo financiero de adelantar dinero en un sistema que no reconoce los efectos de la inflación ni paga intereses por los adelantos. Y a ello se suma el costo administrativo, porque el tiempo y el dinero que insume andar recorriendo organismos públicos para presentar descargos, reclamos, notas varias o al menos hacer catarsis, es enorme. Como también es muy grande el costo de llenar aplicativos, cumplir con infinitos regímenes de información, de retención, de percepción y todo lo que conlleva liquidar impuestos hoy en día.
A su vez  todo esto deriva en otra cosa: el empleo en negro.
Otra vez la burra al trigo. Otra vez la clase política culpa a "los empresarios" y una larga recua de supuestos analistas se hacen eco del discurso facilista. A la enorme carga tributaria hay que sumar la carga previsional que significa pagar un sueldo en blanco en la Argentina, donde para que un laburante reciba en su bolsillo 100, el empleador debe pagar no menos de 170. Pero hay más: dado que los empleadores venden buena parte de sus productos en negro porque si no deberían bajar las persianas porque los precios resultarían inaccesibles, deben pagar sus cuentas también en negro. Es decir, si la mitad de mi negocio es en negro, recibo la mitad del dinero en negro y si pretendo pagar todo en blanco (incluyendo sueldos) mi negocio, mi balance en definitiva, me daría directamente negativo y no podría justificar la razón de ser. Es decir, nadie puede presentar Declaraciones juradas y balances diciendo que pierde y pierde, pero no cierra porque alguien aporta y aporta...Es un absurdo, más allá de que quien aporta deba justificar el origen del dinero.
Y no hay que dejar de recordar que el mayor empleador en negro es el propio Estado (nacional, provincial, municipal y departamental) por la vía de los "contratados" que revistan como monotributistas siendo que están en relación de dependencia. Y ni qué decir de los "acuerdos" de sumas "no remunerativas" (o sea sin costo previsional) que todos los días terminan siendo homologadas por el Ministerio.
En consecuencia, acá hace falta revisar todo el sistema tributario, dejarse de embromar de una buena vez con que la culpa es de los comerciantes, de los "formadores de precios" o de mongo, salir de la falacia, queridos lectores de mis modestos comentarios.
El problema de la Argentina, desde hace muchos años, es el enorme gasto público que se cubre con una presión tributaria fenomenal, con inflación por emisión de moneda, y con endeudamiento. Ahora y siempre, porque no es cierto que durante el kirchnerismo se hubiera "desendeudado" el país, sino que se cambió de acreedores, y se dejó la papa caliente del default para que lo arreglara Macri.
Termino con esto: el miércoles último estuvo en el Consejo de Ciencias Económicas Alberto Abad, titular de Ingresos Públicos, que utilizó esa caja de resonancia para mostrar una serie de "avances" en los controles, en los mecanismos de recaudación, de "bancarización" y otras bellezas. Todo muy lindo, es su función recaudar lo más posible y evitar la evasión y lo bien que hace. Pero acá no se explica por qué siguen las saladas, por qué siguen los manteros en todas las estaciones de tren y en todos los centros urbanos del GBA, por qué los "artesanos", por qué las ferias francas, por qué TODO...Abad debería decirnos qué está haciendo su secretaría, o en definitiva la AFIP para terminar con la venta en negro en todos estos frentes. Para terminar con las copias truchas, con el contrabando, con las pequeñas y grandes mafias de la piratería, con los "alquileres" de espacios para la venta en negro (andá a ponerte vos a vender caramelos frente a la estación Ciudadela a ver cuánto durás), porque esa TAMBIÉN es su función. La verdad es que por lo menos en mi opinión que todo este mundo negro siga igual es el hecho de que los funcionarios saben de memoria que si cortaran de cuajo la operatoria informal, mucha gente no podría vestirse siquiera. Mirar hacia otro lado es la mejor manera de lograr que la pobreza extrema de tanta gente no les impida sobrevivir.
Estoy tan harto de ver que no se enfocan los problemas durante tantos años que hay días en que me levanto con ganas de jorobar un poco más que de costumbre.
Basta viejo, Si llegaron al gobierno con el nombre de Cambiemos, entonces cambiemos. Cambien esto y dejémonos de pavadas.
Porque Abad puede llegar a tener un sistema de recaudación perfecto pero con la economía semiparalizada y con la recaudación cayendo, según la famosa función Laffer, que dice que a una determinada tasa de impuesto, la recaudación cae en lugar de subir. Buen viernes para todos.



Buenos Aires, 10 de marzo de 2017                     HÉCTOR BLAS TRILLO

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