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jueves, 5 de julio de 2018

SEGUNDA OPINIÓN: "LES HABLÉ AL CORAZÓN..." 4/7/18

Segunda Opinión
“LES HABLÉ AL CORAZÓN…”
        “…Y ME CONTESTARON CON EL BOLSILLO” Juan Carlos Pugliese (Ministro de Economía del gobierno de Raúl Alfonsín)

            El tema del que nos ocuparemos en este breve artículo, tiene mucho que ver con la idea que subyace en las palabras del Dr. Pugliese, un ministro de economía colocado allí de apuro para intentar capear el temporal que el gobierno de Alfonsín atribuía a un “golpe de mercado”.
            Justamente en aras de la brevedad, no vamos a contar nuevamente la historia, a mano de quien quiera adentrarse en ella en muchísimas páginas “web”.
          Acabamos de publicar unas líneas acerca de lo que hemos dado en llamar el “solidarismo”, una rara simbiosis que pretende buscarse entre el sentimiento y los negocios, conceptos desde el vamos tan incompatibles como el agua y el aceite.
         Pero como en la Argentina la historia se repite una y otra vez, como en “La invención de Morel”, la magnífica novela de Adolfo Bioy Casares, nuevas luces iluminan viejos recuerdos que algunos suponían olvidados.
         Esto viene a cuento de algunos comentarios que hemos escuchado en las últimas horas, referentes a la actual situación de crisis cambiaria y también financiera.
        Al parecer, ya no solamente existe el viejo fantasma del jamás definido “neoliberalismo”. Tampoco el retorno seguro y señero a la “bicicleta financiera”. No. Ahora se distingue entre el llamado “capitalismo serio”, y el por lo visto malhadado “capitalismo financiero”.  El primero, sensible, productivo, creativo y pujante. El segundo, perverso, intrigante, cargado de hipocresía, falsedad y pésimas intenciones mezquinas y egoístas.
         Muy bien. Tenemos entonces, como fácilmente podemos colegir: capitalistas buenos y capitalistas malos. Capitalismo positivo y capitalismo negativo y ruin. Hay entonces un capitalismo “serio” y otro que no lo es. Y quienes así opinan, ¿son serios?
         ¿Por qué razón existe lo que ahora pasó a llamarse “capitalismo financiero”?. Pues porque el manejo de la producción y los servicios requiere de financiamiento. No es tan difícil. Si hace falta dinero para inversión o para gastos, y ese dinero no se tiene, es factible “comprar” ese dinero en el mercado, ¿cómo?, endeudándose y pagando un precio: la tasa de interés.
         En la Argentina, el gran tomador de dinero es el Estado (nacional, provincial y municipal). Y no lo es desde hace algunas horas, lo es desde hace muchísimos años. El Estado acumula déficit fiscales a lo largo de 7 décadas, salvo escasísimas oportunidades. Esos déficit deben financiarse. La financiación se logra emitiendo deuda, o emitiendo dinero. Nada que no se sepa.
        Cuando se emite deuda se demanda dinero y ese dinero cuesta. Y cuando se demanda mucho dinero ese dinero cuesta más caro. Y cuando se emite moneda sin respaldo el dinero pierde su valor. Y cuando se emite deuda en moneda emitida sin respaldo y que pierde su valor como consecuencia, las tasas de interés suben.
       Cuando el Estado interviene y fija tasas de interés subsidiadas, los agentes intentan tomar créditos a tales tasas para luego prestar el dinero a las tasas reales del mercado.
       Cuando el Estado emite moneda y presiona sobre los precios de los bienes y servicios, debe recurrir al mecanismo de tomar deuda para quitar del mercado esos pesos, para lo cual paga más altas tasas de interés cada vez.
       Cuando intenta frenar la suba del dólar pasa lo mismo. Y es por eso que ingresan capitales en dólares (llamados vulgarmente “golondrina”), para comprar bonos en pesos, hacer la diferencia y volver a pasarse a dólares logrando altos rendimientos en la moneda verde.
       Creemos que esto es bastante entendible para cualquiera que se tome el trabajo de intentar entenderlo.
       Por lo menos nosotros hace no menos de 20 años que venimos escribiendo y hablando de estos mismos temas.
       Cuando distintos gobiernos de diversa extracción intentan frenar el ingreso de los capitales “golondrina”, el Estado se queda sin financiamiento. Cuando los capitales “golondrina”, salen disparados buscando mejores horizontes habiendo hecho la diferencia, los funcionarios se ponen nerviosos y ciertos grupos y grupúsculos políticos e ideológicos se espantan.
       Entonces, cual cruzados lanzados al campo de batalla, rezongan e intentan frenar las consecuencias: El capitalismo “financiero”, los capitales “golondrina”, y concomitantemente los “formadores de precios”, los comerciantes “vivos” y todo el resto de la eterna cantinela.
       Atacar las consecuencias de los problemas que un Estado gastador e ineficiente genera, parece ser el deporte nacional.  Pero tengamos presente una cosa: los políticos en general van a buscar culpables fuera. Hablar de capitalistas perversos y antipatriotas les viene como anillo al dedo. Pero es el Estado en su demanda infinita de financiación el que crea el problema, no los que hacen su negocio como consecuencia.
       No queremos atacar ni descalificar a nadie. Pero, señores, los seres humanos no regalan su dinero. Y si lo hacen, están en todo su derecho. Pero pretender que lo hagan para lograr el éxito económico es un absurdo.
       Si el dinero se regala, por lo demás, no aumenta la riqueza. Y si no aumenta la riqueza, se genera pobreza.
         Exactamente eso es lo que ha llevado al país a tener un tercio de la población bajo la línea de pobreza.


      

       Buenos Aires, 4 de julio   de 2018                                        HÉCTOR BLAS TRILLO

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena lección, también para nosotros los de otros países diferentes a Argentina

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