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sábado, 25 de julio de 2020

CONTRACORRIENTE: LA INCONVENIENTE VENTAJA DE SER PYME

Contracorriente

 

LA INCONVENIENTE VENTAJA DE  SER PYME

                  En nuestro país conviene no crecer, no destacarse, no producir demasiado.

 

             La reunión con los productores rurales del ministro de agricultura ha puesto una vez más a las claras un problema que no por reiterado deja de ser noticia: la idea de que los pequeños o medianos productores se ven favorecidos impositivamente, mientras que los grandes sufren el castigo por el hecho de serlo.

             En un reportaje radial, el ministro sostuvo entre otras cosas que las retenciones impositivas a las exportaciones de soja  se elevan al 33%, pero que las mismas no se aplican en igual magnitud a productores de menos de 1.000 toneladas de soja.  En sus propias palabras, tales productores recibirán reintegros  que oscilan entre 8 y 10 puntos aproximadamente, según los volúmenes operados.

 

            A los efectos de determinar en qué escala de producción se encuentran, se tomará como referencia la producción del año anterior. A su vez se reducen las alícuotas de retención sobre los diversos productos de acuerdo al siguiente esquema;

                 Tendrán 7% de retención: girasol (antes 12%) y harinas y aceites de trigo (antes 12%). Con 5% de retención quedan arroz pulido (antes 9%), aceite de girasol (antes 12%), girasol confitero (antes 12%) y maíz flint envasado (antes 12%), harinas y aceites de sorgo (igual) y maíz pisingallo (antes 9%). Permanecen con el mismo nivel de retenciones el trigo granos (12%), sorgo (12%) y maíz granos (12%).

             El ministro ha expresado una serie de argumentos que merecen al menos un breve anáilisis.

             Por un lado ha dicho que se toma la producción del año anterior para evitar que las explotaciones grandes se dividan en otras más pequeñas para eludir la alícuota del 33%. También ha dicho que así se fomenta el crecimiento de las explotaciones más pequeñas.

             Explicó también el sentido práctico de retener a todos por igual para luego devolver o reintegrar de acuerdo a los  datos con los que cuentan las autoridades.

                          Cabe entonces analizar estas afirmaciones. Empecemos por decir que este esquema selectivo según la producción de hasta 1.000 toneladas, deja fuera a quienes producen cualquier otra cosa que no sea soja. Detalle no menor, porque si se interpreta que la política adoptada pretende favorecer a las pequeñas explotaciones, es inexplicable que sólo se aplique a las sojeras.

            El segundo aspecto a considerar es la alusión del ministro a la producción del año anterior para evitar el fraccionamiento de las explotaciones.  Acá la pregunta que cabe hacerse es: qué hará el Estado el año siguiente.  Porque quienes llevamos muchos años en esto, sabemos de memoria que en la Argentina conviene ser pequeño. De hecho la moratoria impositiva y previsional vigente por estas horas, excluye a las empresas grandes y sólo incluye a las PYMES: Más allá del obvio trato discriminatorio y por tanto a nuestro juicio inconstitucional, cabe preguntarse si nuestros gobernantes consideran que las empresas más grandes no han tenido y tienen enormes dificultades para el cumplimiento de sus obligaciones.

            Son varias las empresas de gran tamaño que están recurriendo – o han recurrido recientemente- al llamado “procedimiento preventivo de crisis” para afrontar las dificultades obvias en un país con estanflación e inmensa presión tributaria. Otras muestran resultados en rojo de gran envergadura. Otras, desgraciadamente, han entrado en concurso preventivo.

          Cabe preguntarse entonces por qué se dejan fuera de las facilidades y especialmente de las condonaciones de intereses y multas a las empresas grandes cuando sí se otorgan a las PYMES.

          Y  también cabe insistir en el hecho de que se pretende escalonar las retenciones a las exportaciones.; pero sólo de la soja.

         La sensación que nos queda es que este tipo de políticas tiene dos aristas bien definidas; por un lado el castigo a los grandes, por prejuicio o por la razón que fuere, pero que no parece tener relación con el momento económico que se vive,  y por otro lado la idea que siempre ha resultado trágica: en la Argentina  conviene ser pequeño.

         Suele sostenerse que las PYMES son las que más trabajo generan. Esto puede ser cierto, lo que claramente podemos y deberíamos discutir es si esto resulta más eficiente. Porque si en lugar de una administración de una empresa grande, debemos contar con un número indeterminado de empresas pequeñas, la administración se dividirá también y cada una de ellas deberá contar con la suya. Además de ello, este tipo de empresas como cualesquiera otras siempre constituye un punto de partida importantísimo en una economía. Pero la producción a escala a precios competitivos internacionalmente no se consigue con pequeñas o medianas empresas, sino con las grandes. Incluso localmente son las grandes empresas las que más fácilmente encuadran en la ley y se encuentran siempre sujetas a controles especiales que en general resulta imposible aplicar al enorme conglomerado de pequeñas y medianas.

          En una economía sana y pujante debe encararse el trato igualitario y abandonar de una vez por todas la idea de que los grandes son depredadores, y los chicos y medianos las víctimas.  Porque es muy probable que por esta clase de prejuicios se adoptan tratamientos que resultan perjudiciales para el conjunto todo. Controlar, exigir y hacer cumplir es una cosa, castigar porque sí a los más grandes lleva simplemente a que todos quieran ser pequeños.

         No es posible, finalmente, desarrollar una economía cuando conviene ser pequeños. Esperemos que esto se entienda de una vez y para siempre.           

                                                                                                                            Buenos Aires, 5  de marzo de 2020

HÉCTOR  BLAS TRILLO

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