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sábado, 21 de octubre de 2006

INTOLERANCIA Y SECTARISMO

Opinión Si bien es notorio que desde el retorno a la democracia, hemos experimentado un avance importante en materia de tolerancia, no es menos evidente que los bolsones de sectarismo y recalcitrancia se enseñorean de los medios en general, sobre todo cuando se encaran temas que están dentro de esa suerte de "pensamiento único" tan difundido en ellos. Hace un par de días, veía yo en televisión un video en el cual aparecía Aldo Rico haciendo referencia al hecho de que "ser mujer" era sinónimo de individuo que no está hecho para pensar. Este personaje estaba medio "sacado", como enojado, y hacía ese comentario en medio de una sonrisa nerviosa, como esas personas que contienen mal la agresión, pero la manifiestan a su modo. En el programa que yo estaba viendo, estaba invitado el economista Marcelo Slotowiagzda, quien, en medio de risotadas por parte de los conductores, ironizaba sobre los dichos de Rico, acotando a su vez que quienes no piensan más bien son los militares. Esto no es textual, es apenas la idea que me quedó sobre lo que estaba viendo e intentando oir mientras mis hijos revoloteaban en zona, como digo siempre. Todo en son de broma, claro, pero no tan en broma, por lo visto. Es al menos sorprendente que quienes acusan a Rico de autoritario y en todo caso de sectario por discriminar a las mujeres, incurran a su vez en la discriminación de los militares, sin notarlo siquiera. Voy a comentar un par de anécdotas que me involucran, para abundar en estas cuestiones un poco más. Una vez, cuando estaba gestándose la Alianza que llevó a De la Rúa al poder, envié una opinión al respecto a un programa radial conducido por el locutor Fernando Bravo, a quien acompañaba Alfredo Leuco. Es que estos señores habían armado una especie de consulta o votación referida a la aceptación o no de una Alianza política entre la UCR y el Frepaso. Los oyentes, como fácilmente imaginarán Uds., estaban mayoritariamente de acuerdo con tal fusión. Yo, desde ya, manifesté que no me parecía algo serio, que se trataba de una suerte de "unión democrática" como la del 45 contra Perón. Se trataba de una agrupación en contra de Menem, y nada más. No recuerdo bien, pero puse algo así que como estos conductores tenían posición tomada, era obvio que iba a votar más gente por la tal alianza y no al contrario, y que tal toma de posición tendería a alejar a los oyentes que disintieran, lo cual además era bastante evidente en ese programa para esa época. No sé, decía yo algo obvio, pero la verdad es que ciertos comentarios inducían a que votaran solamente quienes estuvieran de acuerdo y eso me chocaba bastante. El conductor Bravo se molestó con mi comentario y no tuvo mejor idea que dar mis teléfonos al aire, que resultaron ser los de la oficina, por lo cual en las siguientes dos horas se recibieron algo así como 30 llamados anónimos con insultos y amenazas de diverso calibre, que la pobre piba que atendía el teléfono tuvo que soportar estoicamente. Creo que uno o dos llamados tomaron nota de la canallada de este conductor con cara de plástico y pinta de mosquita muerta, el resto, como digo, siguió la ola del estiércol fascista. Pero Bravo sabía que esto ocurriría, y Leuco seguramente también. Y ambos recibieron después mi queja, que obviamente se pasaron por donde Uds. se imaginarán. En otra oportunidad, escuchaba yo a José Eliaschev hacer un comentario sobre la visita el Papa a Cuba. En medio de una crítica críptica, si se me permite el jueguito de palabras, este conocido frecuentador de medios del Estado no podía dejar de lavar la cara del tirano resaltando como tantos perdonavidas entre nosotros las bondades de la educación y la salud en la isla del "comandante". Eso motivó que llamara al programa desde mi celular, para decirle que no estaba de acuerdo esencialmente con esa última opinión, ya que aún suponiendo que la atención de la salud en Cuba fuera buena y la educación no estuviera destinada al adoctrinamiento se trataba de una manifiesta prueba de vileza la exclusión que siempre se hizo allí de los opositores. Estos estaban y están en el exilio, en balsas, muertos o presos, y no forman parte por lo tanto de quienes se atienden o se educan. Mi comentario venía a cuento de la "exclusión" a la que este "comunicador" se refería habitualmente en regímenes de tinte capitalista. Es decir que la exclusión, si es tal, es patrimonio de cualquier régimen, y máxime de una dictadura exiliadora. Cuando llegó el momento de leer los mensajes, este escuálido representante de la partidocracia se limitó a leer mi apellido y a calificarme de "fanático" y de "fanático de los peores" por ser "neoliberal" (sic). Pedir a los oyentes que opinen implica aceptar el disenso, cuando mucho leer y contestar con otro punto de vista, o simplemente mandar al cesto de papeles el comentario. Pues no, lo que hace esta clase de esperpentos es tratar de descalificar al aire al oyente, NO LEER el mensaje, y por lo tanto no responder. Además, distingue fanatismo bueno de fanatismo malo, lo cual es una suerte de masturbación autoritaria, cuando menos. Reconozco, y pido disculpas por ello, que la bronca me aflora cuando recuerdo esta basura. Pero la canallada y la cobardía realmente me hacen hervir la sangre. La intolerancia y el sectarismo están todavía entre nosotros. Estos señores a los que me refiero están hoy en los medios hablando de "pluralismo", de "democracia", de "Estado de derecho", con absoluta naturalidad. Fernando Bravo está con Leuco por las tardes en radio del Plata, haciendo gala de su "bondad" y su "comprensión" con los que sufren y con los desocupados, mientras la canallada está en su haber sin beneficio de inventario, Eliaschev está empleado, como corresponde, en la radio del gobierno, es decir en Radio Nacional y también supo estar en el Canal 7, no sé si sigue ahora. Slotowiazgda nos da clases de defensa de los débiles en el programa "Periodistas", y los locutores de Televisión Registrada (a ellos me refería) ríen cómodos defendiendo la no discrimación con discriminación. Estos son ejemplos, como ya he dado otros en comentarios anteriores, de lo mucho que nos falta por recorrer para entrar en la senda de la libertad, del derecho y del respeto al prójimo cualquiera sea su pensamiento. Por eso, por lo mucho que nos falta, es que estamos como estamos. Héctor Blas Trillo (2003)

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