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jueves, 19 de noviembre de 2009

LA TORPEZA DESATADA 6/11/09

La señora presidenta acaba de dictar un decreto de necesidad y urgencia monopolizando la distribución de diarios y revistas tal como había hecho Perón en 1945. Al mismo tiempo, atacó nuevamente a la prensa considerándola culpable, prácticamente, de la pobreza desatada en la Argentina por haber impuesto un "modelo" del que ella misma participó junto a su esposo durante muchos años.
Se habla de la preservación del derecho de "parada" y/o reparto y de la prioridad en la distribución, venta y entrega de las publicaciones. Un virtual monopolio contrario (cuándo no) a la mismísima Constitución Nacional. El argumento parece ser el mantenimiento del régimen laboral de los trabajadores vendedores de diarios.
Uno se pregunta por qué razón no se utiliza la misma vara para los trabajadores de kioscos de caramelos, o los de las tiendas de ropa, o los de las zapaterías o de lo que fuera. Y la respuesta es, a nuestro modo de ver, más que obvia. Todos los demás rubros del comercio no son la difusión de ideas. Pero los diarios y revistas sí.
Si empalmamos la impresentable "ley de medios audiovisuales" con el apriete denunciado y no desmentido a Papel Prensa, más la cámara oculta editada y decididamente trucha emitida por el Canal del Estado contra el periodista Carlos Pagni. Más el Observatorio de Medios, más el "control de la prensa", más el también apriete de los muchachos de Moyano contra los distribuidores de diarios en estos días, más un montonazo de elementos que se multiplican día a día, tenemos bastante aclarado el panorama. El matrimonio Kirchner quiere volver a los años oscuros del peronismo clausurador y confiscador de diarios y revistas. Quiere volver a los tiempos de la cadena nacional para cualquier boludez. Acusa, insulta, ataca y luego sanciona despropósitos y brinda apoyo a personajes patéticos como el hijo de Hugo Moyano, Pablo, cuyo accionar mafioso quedó demostrado de sobra en oportunidad del traslado de los restos de Perón a San Vicente, cuando su chofer personal sacó un arma y la emprendió a los tiros contra la multitud.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, también tuvo que prenderse en la patriada antidemocrática. Tal vez recibió la orden, no lo sabemos. Dijo que un decreto del año 2000 (de De la Rúa) había desregulado la actividad (de los canillitas) y que con este nuevo decreto (de necesidad y urgencia) vuelven las regulaciones (sic). Al momento de estas declaraciones, estaba junto a él el sindicalista Omar Paini, secretario general de la Federación de Vendedores de Diarios y Revistas. El ministro al parecer no tiene en cuenta que es ministro de trabajo de la Argentina, y no de un sindicato. Y que trabajadores somos todos, incluso él mismo. Y que si algunos trabajadores deben tener "regulaciones" que pueden afectar la distribución de la información lo que está atacándose es la libertad de expresar ideas y no los derechos laborales, cuyas garantías pasan por otro lado y en nada difieren de los que deben tener los kiosqueros, peluqueros, zapateros, lavadores de autos o lo que fuere.
Tomada ha tomado, si se permite el juego de palabras, el camino equivocado de un gobierno a la deriva, que cree que hoy por hoy la información circula en el papel de "El Argentino" y por medio de pibes explotados por los grandes medios. En otro orden también este ministro afirmó ayer que en los subtes no había conflicto ya que no estaba en juego ningún reclamo de la UTA (Unión Tranviarios Automotor, el gremio "oficial"). Una pinturita.
La verdad es que ya estamos bastante podridos de los argumentos según los cuales todo lo que se hace contra la prensa en la Argentina se hace porque los "grandes medios" mienten. La verdad es que acá todos tenemos la capacidad de mentir y también la de decir la verdad. Y sobre todo tener las bolas para sostenerla.
No nos parece que los políticos en general se caractericen por tener los cojones mínimos indispensables como para no ser hipócritas, farsantes, acomodaticios y todas las lindezas que a cualquiera pueda ocurrírsele utilizar. De manera que poner a estos individuos en moralizadores es cuando menos un acto surrealista. Tenemos fresca en nuestra mente la expresión de un senador durante el debate de la ley de medios, que muy suelto de cuerpo dijo que "libertad de imprenta no equivale a libertad de prensa". En castellano: la Constitución no garantiza la libertad de prensa. ¿No es impresionante?
También hay que decir que pocas voces se oyeron acusando a este pelotudo. Y esperamos que las damas sepan disculparnos, como diría Maradona.
Ahora, como hemos señalado en otras oportunidades, realmente esta gente cree que de este modo, es decir tapando el sol con un harnero, los "medios audiovisuales" serán una música para sus oídos, como el impresentable Canal 7. Y los periódicos y las revistas, dirán las cosas que Cristina y su esposo creen que deben decir, o serán "destituyentes" y por lo tanto minga de distribuirlos si atentan contra la democracia y el gobierno. ¿Sí o no?
Conocemos de memoria la cantinela autoritaria. Sabemos cómo actúan y sabemos qué buscan. El principio Goebbeliano está en su apogeo. Nos apresuramos a decir que todavía. Porque es evidente que la gente está harta. Harta de toda hartura.
Parece que la presidenta se enojó con Tinelli porque éste aludió a la inseguridad desde su programa. Se enojó con Tinelli como se enoja con diarios, periodistas, comentaristas, dicentes de toda laya y color, y recontraetcétera. Se enoja con cualquiera que hable y que no diga lo que ella quiere oir. Y punto. Esa es la verdad de la milanesa.
Pero a raiz de estas cuestiones salio a afirmar la Dra. Kirchner que en lugar de mostrar a los pobres llorando hay que mostrarlos organizados en piquetes movilizados para luchar por sus derechos. Todo el mundo sabe que los "pobres" que se movilizan lo hacen por el plancito, en micros contratados y pagados con dineros públicos y que más de una vez se ha mostrado en la televisión que no tienen puta idea de qué van a hacer ni por qué. Y eso, que es archisabido, la presidenta lo presenta como "organización" para luchar por sus derechos. ¿Cómo?, violando los derechos de los demás. ¿Y si quienes violan los derechos de los demás son los ruralistas?, ah no, eso es "destituyente". ¿Me permiten?, tomatelá.
No sabemos por qué hay tanto silencio en ciertos sectores políticos opositores. Salvo Lilita que cada tanto aparece con su índice levantado pontificando y algunos más, el resto parece haber absorbido la ignominia. Pero la gente está harta. Y si estos tipos no toman nota y la comida no llega a los hogares acá se va a armar una gorda, por más que los medios sean todos del Estado, como lo fueron en su época y no pudieron evitar los golpes, que siempre fueron cívico militares y no militares solamente. Habría que preguntarle al actual Embajador en EEUU, don Héctor Timerman, que explique a qué se dedicaba su padre desde Primera Plana, ¿no?. Pero, claro, en los tiempos de don Arturo Illia ciertas cosas podían hacerse sin pecar de "destituyentes".
Y para terminar la viceministra de trabajo, Noemí Rial dijo algo así como estaban trabajando para llegar a un acuerdo por el traspaso de los distribuidores al sindicato del hijo del Jefe cegetista. ¿Un acuerdo surgido de la prepoteada y el apriete señora viceministra?
Alguien debería tomar nota en esta hora aciaga de que la torpeza desatada provocará consecuencias mucho más que graves.
Héctor Trillo

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