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sábado, 28 de noviembre de 2020

CONTRACORRIENTE: EL DÓLAR SE SALDRÁ CON LA SUYA

 Contracorriente

 EL “BLUE” SE SALDRÁ CON LA SUYA (O EL REINO DEL NUNCA JAMÁS)

              

               Es inútil. De nada sirven las diatribas, los insultos, los gendarmes. De nada sirve que conspicuos autoritarios quieran prohibir la información. De nada sirve el NODIO, los aprietes, la propaganda de los subproductos oficialistas gráficos, radiales y televisivos. De nada sirve ninguna fantasía futurista. El “blue” se  saldrá con la suya. Y eso lo sabemos todos, porque lo hemos vivido mil veces a lo largo de varias décadas.

              El presidente del Banco Central habla de un mercado de narcolavado. El ex jefe de gabinete Capitanich comparaba el “blue” con la cocaína. El piquetero D´Elía quiere prohibir terminantemente que se difunda la cotización. En otras épocas se hablaba de “golpes de mercado”. Y un reconocido legislador radical quería cerrar la calle San Martín para “evitar la especulación”. Todo y mucho más, para finalmente culpar al “Norte”, como sabemos.

             Se han ensayado desde hace demasiado tiempo todo tipo de explicaciones, teorías conspirativas no faltaron nunca. Pero el dólar paralelo ha seguido su curso, y ha ganado siempre. Porque siempre, finalmente, es el mercado el que gana la batalla que libran los burócratas intervencionistas contra la realidad. Porque el mercado es la realidad. En cualquier lugar del mundo, ahora y siempre.

            En esta Argentina decadente nadie puede disponer libremente de lo que es suyo. El mercado de divisas entre particulares o empresas está prohibido por la ley penal cambiaria.  Si cualquiera de nosotros quiere cambiar sus dólares por pesos legalmente, debe ir al banco y venderlos a algo así como $ 77.- cuando todo el mundo sabe que el valor real es de $ 190. Pero vender a $ 190 está prohibido, es “blue”, es ilegal, narcolavado, cocaína, caca.

            Mucho se dice acerca de armar un “plan”, o de tener un ministro de economía “fuerte”.  Mucho se habla de hacer obra pública. De dar incentivos. De fortalecer las PYMES. Y así siguiendo miles de etcéteras, a cual más voluntarista.

            ¿Es posible pensar en hacer crecer la economía con semejantes distorsiones? Un exportador recibe alrededor de $ 60 por dólar. Un importador no puede importar porque  le ponen todo tipo de trabas. Un laburante no puede comprar dólares porque “se necesitan para la producción”.

             Tarifas congeladas en una moneda que pierde su valor día a  día de manera dramática. Absoluto desprecio por el exportador. Personas y empresas que no pueden disponer libremente de lo suyo.

             A todo esto hay que sumar, obviamente, el desastre de la pandemia.

             Leemos en las noticias que el presidente le pidió al ministro Guzmán que arreglara “esto”.

            ¿Alguien en su sano juicio cree que “esto” se arreglará con este panorama sin un plan muy serio de ajuste de gasto improductivo, libertad de comercio, seguridad jurídica y un Banco Central que cuide el valor de la moneda, por lo menos?. No podemos comprar, no podemos vender, no podemos disponer. NI siquiera podemos contar nuestra propiedad porque se fomentan las usurpaciones desde el gobierno. El sindicalismo hace lo imposible por mantener su “quintita”. Se ataca a la empresa Mercado Libre bloqueando las salidas de camiones y no pasa nada.  Se toman tierras, campos, propiedades y no pasa nada. Se liberan delincuentes y no pasa nada. El Congreso Nacional se dedica a tratar reformas judiciales para lograr impunidad de personas procesadas o imputadas. Se emite moneda sin respaldo. Se establecen métodos neofascistas de control de la prensa. Se insulta a empresarios y a todo aquel que protesta. Se cambian las reglas de juego todos los días. Se votan leyes de alquileres autodestructivas.

                ¿Realmente alguien puede creer que “esto” se arreglará porque el presidente le pide al ministro que lo arregle?

                 Hemos salido de la utopía para entrar en el surrealismo. No hay precios. No hay moneda. No hay garantías. No hay reservas. No hay vocación de encontrar un camino común.

                 El gobierno toma decisiones que afectan al mercado (dicho en términos absolutamente amplios). Y cuando el mercado reacciona en consecuencia, ataca al mercado con nuevas decisiones que afectan al mercado, que a su vez sigue reaccionando. Siempre, absolutamente siempre.

                 Suben los precios, se prohíbe que suban. Suben los alquileres, se intenta limitar la suba. Se retiran propiedades del mercado de alquileres, se intenta aplicar impuestos a quienes no alquilan. Se demandan demasiados dólares, se prohíbe que la gente compre. Nadie quiere exportar a valores ridículos del dólar, se alientan los delitos contra los “silobolsas” para obligar a malvender. Los empleadores no pueden seguir sosteniendo a sus empleados, se prohíben los despidos. Los comerciantes no pueden vender a los precios “oficiales”, se clausuran los comercios. Y así siguiendo, sin solución de continuidad.

                Cuando la realidad no gusta, se prohíbe la realidad. El mundo mágico de lo que nunca ocurrirá. Porque inexorablemente, repetimos, el “blue” se saldrá con la suya.

      

Buenos  Aires, 25  de octubre de 2020                                                               HÉCTOR BLAS TRILLO

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