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sábado, 16 de abril de 2011

LA PROPAGANDA DE LA AFIP 8-2-11

El Ágora

La propaganda de la A.F.I.P.



Si todavía alguien no conoce la cara del Secretario de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray, no tiene más que cliquear www.afip.gob.ar en su computadora. Invariablemente aparecerá su rostro en diferentes situaciones que cambian a diario. También es posible sintonizarlo con cierta frecuencia en la denominada “Televisión Pública”, en los programas de publicidad del gobierno. Nos preguntamos muchas veces a qué se debe esta especie de culto a la personalidad de parte de este curioso funcionario, abogado de profesión, santacruceño y amigo de la familia Kirchner desde hace bastantes años. Pueden verse en algunos sitios de Internet referencias a sus antecedentes profesionales. Así, se sabe que tiene algunos “posgrados”: en derecho tributario, en comercio exterior. Tiene su lógica, supo ser Director Nacional de Aduanas antes de pasar a la O.N.C.C.A. (oficina de control agropecuario) y finalmente a la A.F.I.P.

La difusión permanente de su imagen no nos parece inocente. Podríamos hablar incluso del famoso culto a la personalidad, pero la verdad es que nos parece un tanto exagerado. En verdad, todo nos parece exagerado en materia fiscal.

El sitio afipiano cuenta con un recuadro de propaganda específica, en donde se resume el accionar cotidiano de fiscalización, las actividades del titular (tales como reportajes, reuniones, firmas de convenios, etc) y los “éxitos” del organismo en materia de detección de evasores.

Echegaray también se caracteriza por llevar adelante conferencias de prensa (en determinadas condiciones, por lo que sabemos) en las cuales expone los aciertos afipianos en un marco de clara politización.

Es llamativo, por ejemplo, que cuando renace en cierta forma la pelea con el sector agropecuario, los gobernantes arrecien en críticas e insultos a productores y empresarios vinculados a esa actividad. Aclaramos que no es nuestra intención salir en defensa de nadie, pero largarse al ruedo con afirmaciones tales como la existencia de trabajo esclavo sin la clara ratificación de la Justicia es, cuando menos, indigno de la función o el cargo público ocupado.

Y es llamativo, porque los actuales gobernantes llevan nada menos que 8 años en el poder, y en particular la A.F.I.P. tuvo al frente a un profesional reconocido por muchos por su eficiencia, como Alberto Abad, cosa que si bien no compartimos jamás fue cuestionada precisamente por tales gobernantes.

Y que de repente nos encontremos acá, allá y acullá con verdaderos esclavizadores de seres humanos por todos lados resulta cuando menos incongruente. Si estaban, debieron ser encontrados antes. Y si son esclavizadores o no, debe decirlo la Justicia, y no un funcionario ejecutivo.

No es novedoso que la actitud del gobierno de los Kirchner ha sido grotescamente contraria al sector agrícola-ganadero. Incluso desde los tiempos del Dr. Lavagna, que ahora parece mostrarse componedor pero que siendo ministro llegó, entre otras lindezas, a tratar de primates a los productores que cuestionaban las retenciones a las exportaciones.

Volviendo a Echegaray, su función es claramente la de recaudar impuestos y convocar a conferencias de prensa, emitir comunicados o lo que fuere explicando técnicamente los resultados obtenidos y las distintas variantes y formas que adquiere el accionar fiscal. Hacer referencias políticas y comparaciones inconsistentes, por ejemplo, no parece para nada lo adecuado. Y lo explicamos.

Al hacer mención a la recaudación fiscal de enero, este funcionario hizo una comparación con lo que se recaudaba a comienzos de la década pasada. Es decir en 2000, 2001 o 2002. Dijo entonces, de modo triunfante, que hoy por hoy se recaudaba dos veces y media más en dólares que en los meses de enero de aquellos tiempos. La comparación con el “modelo anterior” es tan inconsistente como lejana en el tiempo. No vamos a abundar demasiado en este punto, pero comparar lo que ocurre hoy con lo que ocurría hace 10 años o más por parte de un funcionario encargado de recaudar y suministrar cifras parece un despropósito. Excepto que se quiera resaltar, como se hizo, el éxito del “modelo” vigente, versus el fracaso de todo lo anterior. Lo bueno versus lo malo. Lo prístino versus lo nefasto.

Aportemos entonces algunos datos técnicos para aclarar el punto y poner sobre el tapete la realidad. Es de todos conocida la situación crítica que soportaba la llamada convertibilidad luego de 10 años de congelamiento del tipo de cambio y tras la devaluación de la moneda brasileña ocurrida en 1999. También es sabido que la moneda norteamericana valía bastante más de lo que vale ahora. Recordemos que precisamente la ley de convertibilidad se había modificado para permitir que jugaran juntos el euro con el dólar en el tipo de cambio si se daba el supuesto de que la moneda europea superara el valor de la unidad norteamericana. Hoy, esa relación está en torno de 1,35 euros por dólar. Además de ello, los 10, 11 o 12 años transcurridos implican una devaluación de ambas monedas. Esto significa que esas monedas también han perdido valor. Otro aspecto a considerar es la aplicación de retenciones a las exportaciones de materias primas (incluido el petróleo) aprovechando la sobrevaluación del dólar en moneda local (el famoso dólar competitivo) y valiéndose de ella. Acá es bueno recordar que hace unos días ha afirmado la presidenta del Banco Central que en caso de dejar flotar al dólar éste caería a $ 2,60.- lo cual equivale a decir, señores, que sería imposible aplicar retenciones a las tasas que hoy se aplican. Pero también corresponde señalar que precisamente por matener el valor del dólar inflado en pesos, se ha emitido una cantidad pavorosa de moneda a lo largo de todos estos años, que es la verdadera y genuina causa de la inflación, que tanto daño hace a los más pobres. El funcionario señaló también que la recaudación de enero de este año, creció más del 40% con relación a enero de 2010, pero no explicó semejante crecimiento. A vuelapluma, se explica muy fácilmente: crecimiento del PBI 8%, inflación entre 25 y 30%, el resto obedece a causas diversas, entre las cuales puede estar el mayor control fiscal, pero no únicamente.

También es bueno señalar que la presión fiscal se ha multiplicado, como lo demuestran todos los estudios profesionales realizados, incluyendo los oficiales. Al mismo tiempo, se aplican sistemas de retención, percepción y anticipos de impuestos sin tomar en cuenta la real capacidad contributiva, con reales y palpables atrasos en los montos deducibles, mientras sigue “suspendido” el ajuste por inflación que evitaría el pago del impuesto a las ganancias sobre utilidades ficticias (las provenientes de la pérdida de valor de la moneda). A ello se suman las transferencias de recursos del Banco Central producto de “utilidades” surgidas de las devaluaciones, y también de las “ganancias” de la ANSES, que provienen de las inversiones efectuadas por las apropiadas AFJP y que deberían conservarse para los futuros jubilados en lugar de utilizarlas y tomarlas como ingresos corrientes.

Es bueno recordar, a su vez, que las retenciones a las exportaciones fueron establecidas considerándolas un “impuesto distorsivo”, mientras se afirmaba que se trataba de un gravamen transitorio mientras durara la emergencia. Con el país creciendo al 8 o 9% anual, con una desocupación de 7 u 8 puntos tal como señalan las cifras oficiales, ¿de qué “emergencia” estamos hablando?

Bien, esto en tren de explicar por qué ahora se recauda más que hace una década, cosa que debería hacer el funcionario actuante, para cumplir con la pauta constitucional de difusión de los actos de gobierno, entre otras cosas.

El señor Echegaray también mencionó, (dentro del marco antiagrícola conocido) que las empresas dedicadas al almacenamiento de granos no tributaron impuesto a las ganancias por el ejercicio 2009. Tal ejercicio venció impositivamente en mayo de 2010, y considerando los controles de todo tipo, incluyendo los satelitales, más los recursos cibernéticos con los que cuenta el organismo recaudador, llama la atención que se tarde tanto tiempo en “detectar” la supuesta anomalía. Con lo cual no podemos menos que pensar que una vez más se trata de un acto propagandístico dirigido a la pelea entre el gobierno y “el campo”. No estamos en condiciones de inmiscuirnos en balances que no conocemos y tampoco sabemos qué significa eso de no haber tributado impuestos a las ganancias durante ese ejercicio. Y nos explicamos:

Dado que las empresas abonan anticipos, sufren retenciones, soportan percepciones y además abonan el impuesto sobre la ganancia mínima presunta, sería interesante saber si el no pago de impuestos a las ganancias tiene relación con el saldo del año o se refiere a que en el año no hubo ganancias, que es una cosa muy diferente. El funcionario habló de que no tributaron el impuesto, lo cual puede querer decir también que están adeudándolo. Si lo declararon y lo adeudan, son morosos, no evasores. Si lo declararon y ya lo tenían pago, entonces no pagaron nada porque no adeudaban nada. Sabemos que para el lego puede ser un poco complejo este análisis, pero es necesario.

Son demasiados cabos sueltos.

Hace unas horas oímos nuevamente en la radio al funcionario de marras, esta vez reiterando conceptos políticos tales como “el fracaso de la Alianza” que le son absolutamente ajenos, están fuera de lugar, y sólo pueden enmarcarse en esa suerte de adulación permanente de lo vigente versus la perversión de todo lo anterior.

Y señalamos, finalmente, que no es objeto de este comentario entrar en el debate de las afirmaciones políticas de parte de un funcionario técnico. Con que explique las verdaderas razones del crecimiento recaudatorio, y en todo caso de ser posible atribuya a cada una de ellas el porcentaje de crecimiento respectivo, nos daríamos por satisfechos. Y si encima dejara que la Justicia determine quién es culpable y quién no, tendríamos el cartón lleno.

La AFIP no es un órgano de propaganda, es un órgano de gestión.







Héctor Blas Trillo 8 de febrero de 2011

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