Segunda Opinión
El grupo político denominado “Carta Abierta”
integrado por un conjunto de
personas que se califican a sí mismas de “intelectuales” ha salido a afirmar que el
país se encuentra
una situación “grave” y a pedir “mayores regulaciones al capital
especulativo y
al sistema financiero” . Estos dichos están incluidos en un
documento emitido
por esta organización paragubernamental cuyo título es “La
patria en peligro”.
Como se sabe, esta entelequia prooficialista hace
ya varios años que viene
emitiendo documentos cargados de ampulosidad, neologismos y
pleonasmos de
dudosa estirpe castellana; todos ellos cargados de acusaciones a
los que
consideran enemigos de la patria, de la cual, claro está, ellos
pretenden
erigirse en defensores y hasta en hacedores.
Tanta aparatosidad discursiva, en tal farragoso
lenguaje, parece ser que
son del agrado de la señora presidenta, quien ve con buenos ojos
que estos u
otros “intelectuales” trasladen el dogmatismo kirchnerista a un
texto de
sociología política.
No nos consta que sea así, claro está. Pero su
sostenimiento en el tiempo
avala la inquietud. Nada se hace en esta Argentina sin el “visto
bueno” de la
señora, como acaba de quedar en evidencia una vez más con lo
ocurrido con
Fútbol para Todos y el desahucio a última hora de Marcelo
Tinelli.
“Carta Abierta” incurre una vez más, en esas
generalidades argumentales
propias de estudiantes en los albores de su carrera
universitaria. Ditirámbicas
acusaciones a supuestos fantasmas que no ahora, sino siempre,
impiden que los
modelos “nacionales y populares”, “progresistas” y altruistas
puedan llenar de
felicidad al pueblo.
Así, y como siempre, caen en la volteada “las
grandes empresas”, “los
grandes grupos amparados en
las nuevas
tecnologías de la globalización” y, de soslayo, al “capital
financiero” al que
en esta oportunidad considera responsable de intentar imponer un
“cepo
financiero”, rémora evidente del cepo cambiario, que ha
constituido y
constituye un hito en la historia económica del país.
En esta oportunidad, el entramado discursivo
pretende la “nacionalización
del comercio exterior”, la
“soberanía en
la disposición de divisas” , en las mayores “regulaciones al
capital
especulativo y al sistema financiero” y a la “banca de propiedad
extranjera,
entre tantas”.
Salvo por la farragosidad, el texto no difiere de
aquellos que pululaban en
las paredes de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en
los años 70.
Según la particular visión de esta gente, cuyo
único mérito consiste en
haberse amparado en un oficialismo que necesita convertir en
discurso ampuloso
el populismo más elemental, el país podría avanzar en el
“modelo” de no ser por
las fuerzas enemigas que intentan destruirlo, poniendo así ,
justamente, “la
patria en peligro”.
Este mismo juego dialéctico se ha repetido varias
veces a lo largo de la
historia reciente del país. Cuando las cosas marchan es por
mérito propio, y
cuando dejan de marchar o al menos se complican, es culpa de los
otros que
quieren destruirnos.
Lo primero que cabe preguntarse es por qué ahora
querrán destruirnos
quienes durante 10 años parecen haber estado muy cómodos
“llevándosela con pala”
(Cristina Fernández, dixit). Porque es obvio que si al país le
va tan bien y
todo está fenómeno resulta incongruente que quienes se
benefician con ello
intenten destrozarlo.
Es curioso pero al hablar del “puñado de grandes
empresas” , el grupo se
refiere a aquellas que “exportan más del 90% del grano, aceite y
harina
argentinos” (no nos hacemos cargo de la redacción, que copiamos
literalmente).
Y precisamente esos exportadores son los que, según la
Federación Agraria y
especialmente según el dirigente Eduardo Buzzi, se han
favorecido siempre con
las medidas del gobierno. Especialmente este dirigente, viene
repitiendo al
menos desde el año 2008 que las medidas del gobierno en el
sector apuntan a
favorecer al “sector agroexportador” en detrimento de los
pequeños y medianos
productores.
Es decir que, según esta visión, el sector
ampliamente favorecido por la
política oficial ahora ha decidido “darse vuelta” y acorralar al
gobierno.
¿Esto es así? Porque si esto es así entonces tendremos que
preguntarnos en qué
consiste lo “popular” de un gobierno que fomenta la
concentración en “un puñado
de grandes empresas” y
qué estaba
haciendo “Carta Abierta” todos estos años.
Por lo demás, esto de acusar a un sector
determinado de manera tan grave
requiere algo más que la reunión de un grupo de autodenominados
“intelectuales”
que dedican horas al onanismo mental para finalmente “expedirse”
del modo
enmarañado en que lo hacen acusando a grupos económicos (los que
fueren)
prácticamente de sedición, sin elevar a la justicia la denuncia
con elementos y
pruebas concretas que permitan corroborar semejante acusación.
No vamos a ponernos en defensores de nadie. Pero
de acusaciones de
extorsión, pillaje, abuso de posición dominante y aprietes
financieros y
cambiarios estamos hasta la coronilla. ¿Alguna vez podrá
demostrarse algo de
esto y enjuiciar a los autores? ¿o más bien seguiremos con
ditirámbicas
acusaciones vacuas a la vez que insidiosas?
Parece ser, también, que debido a esta visión
acusatoria la presidenta se
vio forzada a tomar medidas como la devaluación de enero, que
según se expresa,
fue “no deseada”.
¿Las devaluaciones que vienen sucediéndose desde
hace algunos meses han
sido deseadas y esta última no? Debería explicársele al país por
qué razón fue
removida del Banco Central la señora Marcó del Pont y nombrado
en su lugar un
hombre de aquilatada carrera y reconocido en el medio como Juan
Carlos Fábrega.
Y por qué se aceleró el ritmo devaluatorio con ésta
última gestión, lo
mismo que la suba de tasas de interés.
Si observamos lo que ocurre un poquito más
desapasionadamente, veremos que
el gobierno está negociando con Repsol, con el Club de París,
con los llamados “fondos
buitre”, con el CIADI y en general con todo acreedor que se
sienta afectado
para intentar arreglar lo que durante 10 años fue desarreglado.
El acercamiento
a Washington para que apoye a la Argentina en la Corte
norteamericana contrasta
de manera contundente con la visión satánica que se pretende
mostrar de EEUU
cuando la prensa o el senado de ese país se ocupa de manera
negativa de la
situación Argentina.
La verdad es que el gobierno argentino ha entrado
en una etapa complicada
como resultado de lo que ha sido su política económica en
general, cosa de la
que nos hemos ocupado durante largos años. El modelo
inflacionario consistente
en la emisión espuria de moneda para soliviantar el consumo ha
vuelto
insostenible la ecuación.
El intento de este grupo afín al gobierno con
relación al comercio exterior
es un manotazo de ahogado más, porque la realidad es que sea que
pierdan o
dejen de ganar las empresas, o deje de ganar el gobierno
nacional, siempre el
país deja de ganar.
Y esto no es un juego de palabras. El comercio
exterior ha estado en buena
medida en manos del Estado en los años 50, y el resultado fue
catastrófico. Las
empresas de servicios
han sido públicas durante décadas, y en la Argentina conseguir
un teléfono implicaba
una espera de 30 años, por ejemplo. No
queremos cargar las tintas sobre esto, no es nuestra intención
en este caso, sí
señalar que los que perdemos somos todos nosotros, de una manera
o de la otra.
Y sería bueno que alguna vez terminemos con esta
clase de acusaciones
vacías y pongamos sobre la mesa las cartas con las que jugamos.
Porque exigirle
al “periodismo de la corpo” que pruebe lo que dice para luego
lanzar diatribas
sin prueba alguna no parece ser el camino para encontrar la paz
y el
entendimiento entre los argentinos, que es la verdadera cuestión
de fondo que
se ha abandonado en estos últimos años.
Acá estamos divididos entre buenos y malos. Entre
éticos y perversos. Entre
nacionalistas y entreguistas. Entre impolutos y sucios hasta el
tuétano. El
maniqueísmo es terminal. Digamos que para resultar intelectuales
hace falta
algo más que autodenominarse así. Hace falta analizar las cosas
desapasionadamente,
buscar los puntos en común, desarrollar una causa común. Las diatribas, las
acusaciones vacuas, los
insultos y las descalificaciones no parecen ser el contenido ni
el continente
de cerebros que se califiquen de “intelectuales”, justamente.
El gobierno argentino está tratando de volver al
mundo, de lograr alguna
forma de financiamiento, de arreglar lo que desarregló. Si lo
hace bien, mal o
muy mal, ese es otro cantar.
En este marco una buena iniciativa sería la de
sincerarse, dejar de
defender una facción a todas luces intolerante y acercar a las
partes, como en
un juicio.
Algo de esto último parece haber en esta última
misiva. En efecto, se
convoca allí a "socialistas, autonomistas,
liberales, nacionalistas,
radicales, peronistas, izquierdistas, republicanos" para que se “encolumnen
detrás del
gobierno”. El asunto es si a estas alturas este pedido es
creíble, dados los
antecedentes de esta gente. También si es posible, dada la
posición claramente
dogmática que erige la señora de Kirchner en todas sus
apariciones públicas, a
las que se agrega la propaganda oficial y hasta los carteles de
evidente
raigambre fascista acusando a determinadas personas de robarle
el sueldo a la
gente. La verdad es que mientras de un lado se acusa a
empresarios de ladrones
y desestabilizadores, del otro se los convoca desde su posición
ideológica a
defender la Patria detrás del gobierno. Algo verdaderamente no
cierra.
La verdad es que para poder
sincerarse hace falta mucho más
que un parrafito supuestamente conciliador. Hace falta abrir
la cabeza y dejar
de atacar a quienes disienten acusándolos de cualquier cosa a
lo largo de
varios años. Hace falta aludir a los panfletos señalado a
empresarios como
ladrones, hace falta demostrar con nombre, apellido y datos
quiénes, cómo y
cuándo desestabilizaron al gobierno mediante un “cepo
financiero”, llevarlo a
la justicia y demostrarlo.
Terminar con la sanata, sería la
conclusión. Terminar con el
verso. Terminar con el neoidioma que pretende demostrar una
intelectualidad que
francamente no vemos por ningún lado.
HÉCTOR
BLAS TRILLO Buenos Aires, 9 de febrero de 2014
2 comentarios:
Muy bueno
Esa canción la cantaba un trío, que podría ser "los Tres Sudamericanos" o también "Los Santos". Estuve buscándola en YouTube pero no la encuentro.
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