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martes, 19 de agosto de 2008

UN RECUERDO PARA JORGE LUIS BORGES (14/6/06)

UN RECUERDO PARA JORGE LUIS BORGES


A 20 años de su muerte, quiero personalmente rendir un pequeño homenaje al gran escritor argentino. Hablar de su obra resulta ocioso a estas alturas, recordar algunas anécdotas que por un motivo u otro me llegaron de cerca me parece lo más adecuado.
En los años 70 trabajaba yo en calle Maipú al 900, en la misma cuadra donde estaba la residencia de Borges. De manera que con frecuencia lo veía pasear con su madre primero, y con María Kodama años después. Solía cruzarse a la Galería del Este donde la gente lo saludaba o le pedía que le dedique un libro. Muchas veces se sentaba a tomar café y charlaba en general con los parroquianos, no necesariamente con amigos o allegados.
Borges era amable y cordial con todo el mundo. Jamás le he visto un gesto de fastidio. Lo recuerdo especialmente metido en su largo piloto de color beige, con su bastón de gran empuñadura en forma de medialuna.
Por aquellos años comencé a leerlo y a entenderlo, no sólo literariamente sino también, creo, en su actitud ante la vida. En sus creencias. En su fina ironía no siempre comprendida por nosotros, la gente común.
En la segunda mitad de aquella década, el cantante Jairo grabó un disco con los arreglos y acompañamientos del pianista catalán Ricardo Miralles (el gran hacedor musical de Joan Manuel Serrat) en el cual se incluían únicamente poemas del escritor. Ese disco ocupa un lugar en mi modesta discoteca, en su formato de vinilo larga duración. Siempre pensé que lo reeditarían con las modernas técnicas digitales, cosa que desconozco si se hizo.
Se sabe que Borges era el eterno postergado en cuanto al otorgamiento del Premio Nobel de literatura. Y se sabe que eso era así por sus ideas políticas, que naturalmente en absoluto nada tienen que ver con la literatura. Y tampoco con su literatura
Insisto en que recordar los formidables textos de Borges no me parece lo más adecuado ahora. Muchos lo harán en estas horas, y los medios gráficos los reproducirán.
Van entonces un par de recuerdos que vienen a mi mente a causa, precisamente, de este aniversario.
El escritor solía decir que nunca había que dejarse amenazar. Consideraba la aceptación de la amenaza un acto humillante del que no podría retornarse jamás. Tal vez sin pensar en esto, María Kodama recordó un tarde que en una oportunidad en que Borges había sido premiado con un doctorado Honoris Causa de la Universidad de Santiago de Chile (en tiempos de la dictadura de Pinochet) fue entrevistado telefónicamente por una periodista noruega, quien le preguntó si pensaba asistir a recibir tal doctorado, dado que si lo hacía, mejor era que se olvidara de esperar siquiera recibir el Nobel. Borges hizo una pausa, como midiendo la respuesta que daría, y luego dijo: “señorita, aunque yo no pensara ir, con lo que Ud acaba de decirme me obliga a hacerlo…”
El otro recuerdo que viene a mi memoria es el de un texto, una colaboración en realidad, de Gabriel García Márquez publicado en el diario El País de España allá por noviembre de 1980. El colombiano se refería al hecho de que los nórdicos no alcanzaban a comprender la ironía que solía utilizar Borges en sus declaraciones, por lo cual tomaban todo en serio y en definitiva por eso no le reconocían sus virtudes y no le otorgaban el premio.
García Márquez (premio Nobel él mismo apenas dos años después) parecía no comprender en su comentario, que el premio no tenía nada que ver con la ideología de la persona, sino con su literatura. Recuerdo que me quedé pensando en ello mientras descansaba de una larga caminata en un bar de Madrid. Y la conclusión a la que llegué es a la de que el escritor colombiano comprendía perfectamente, pero consideraba él también a la ideología una condición necesaria para recibir un premio a otra cosa, en este caso a su trabajo literario.
Borges nunca escribió de modo panfletario. Basta recorrer su extensa producción para no encontrar en sus textos una sola línea que aluda a temas políticos, excepto, tal vez, y muy tangencialmente, aquella poesía que escribiera en oportunidad de desatarse la guerra de Las Malvinas, que más bien ponía uno frente a otro a dos soldados, uno de cada bando, para mostrar en ellos su condición humana e igualitaria.
Con esto rindo mi pequeñisimo homenaje al gran literato, y me quedo con los primeros versos de uno de sus poemas que más me gusta y que se titula “El hambre”, y que dicen refiriéndose a ella:

“Madre antigua y atroz de la incestuosa guerra
Borrado sea tu nombre de la faz de La Tierra”

HÉCTOR BLAS TRILLO

1 comentario:

Hugo dijo...

Me parece exelente lo que opinas , dices y pienzas en este recuerdo, me gustaría escribir como Tú lo haces, es realmente hermoso lo escrito, te agradesco que me dieras la oportunidad de leerlo y conocerlo, y aunque no soy partidario de poner "Me gusta" en cuestiones de origen político, quiero que sepas que leo todo lo que pones pero no saco conclusiones que puedan alterar mi estado de ánimo, la distancia y la resignación de los cambios esperados durante mucho tiempo en el País , me han endurecido, pero con respecto a lo que pones en el escrito me ha emocionado.
Gracias.

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