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lunes, 24 de abril de 2023

ECONOMÍA DE ESTAÑO: EL MERCADO Y EL ESTADO (24-4-23)

 EL MERCADO Y EL ESTADO. Resulta que Máximo Kirchner en una arenga partidaria se dirigió sin nombrarlo a Milei. Lo hizo al referirse a "las personas que creen" en la libertad e hizo referencia a que "el Estado debe estar" allí donde el pez grande se come al chico. "Siempre es la ballena la que se come al Krill", y no al revés, dijo más o menos. No voy a meterme con la fauna marina, ni con Milei ni con los que creen o no en lo que sea, Pero como la libertad es inherente a la persona me siento aludido. Yo defiendo la libertad en todas sus formas y tengo serios reparos ante quienes con argumentos marítimos o de lo que fuera pretenden cercenarla. La sola idea de creer que seres humanos en una función determinada pueden imponer su modo de pensar y de actuar sobre otros seres humanos es, para mí, un símbolo de la autocracia. Un ser supremo que dice y hace en nombre de la ética, de la protección del más débil o de lo que se le antoje.

No hay ninguna razón para suponer que el Estado hace mejor las cosas que las personas libres. De hecho no lo hace, como de sobra está demostrado que ocurre en la Argentina. Que un político, el que fuere, se postule como ético por encima de cualquiera de nosotros, es casi una broma de mal gusto. Pero vayamos por un momento a la cuestión del pez grande que se al chico. La libertad de comercio lleva a que sean los mejores los que preponderen. Los más eficientes se convierten en más poderosos y se requiere inventiva y creatividad para poder ser exitoso. Bill Gates o Mark Zuckerberg llegaron a donde llegaron partiendo de nada, y ningún pez grande pudo comérselos.
La supuesta protección de los más chicos suele terminar en protección a ultranza de empresas ineficientes y en muchos casos subsidiadas hasta el punto de terminar siendo "recuperadas" con ayuda del Estado. Es decir, de los dineros que con gran esfuerzo todos nosotros aportamos vía una insoportable cantidad de impuestos, endeudamiento e inflación.
El mercado resulta, para muchos, cruel. Esto es cierto hasta algún punto. También es cruel la ley de gravedad cuando nos tropezamos y caemos. Pero la intervención estatal produce daños inmensos en la economía y en la vida misma de la gente.
Aun así, conviene decir que cuando se habla de libertad en términos económicos, no está hablándose de libertinaje, como suelen sugerir sus detractores, como acaba de hacerlo Mäximo. Se trata de "ejercer toda industria lícita" dentro de un orden social y con reglas de convivencia.
La organización del Estado la disponen los ciudadanos, pero la organización de los ciudadanos no la dispone el Estado, porque es parte de todos. Los ciudadanos delegan poderes para que el Estado funcione ocupándose de la educación, de la seguridad, de la justicia, la salud y de la garantía de la libertad. El Estado está para garantizar la libertad, tal como lo dispone la Constitución Nacional al establecer los "derechos y garantías"
Y finalmente, para no esquivar el bulto, es muy posible que empresas más grandes absorban a otras más chicas. Cuando alguien compra, alguien vende. Hay que observar qué hace con el dinero quien vende, cosa que la política en general soslaya. Y hay que tener en cuenta que la eficiencia requiere de grandes empresas bien organizadas y donde se maximiza la productividad. Y no de muchas pequeñas e ineficientes que deban recurrir a personajes de la política para que las protejan y "recuperen" . La vida económica no es fácil y muchas veces es cruel, tal como digo.
Siempre los detractores del libre comercio han dicho que las grandes empresas terminarán conformando un gran monopolio universal. Hasta ahora eso no ha ocurrido. Entonces tales detractores hablan de las "grandes corporaciones" como sustituto de los "grandes monopolios" que tan de moda estaban en los años 70.
No existe en el mundo un solo monopolio a menos que los Estados lo creen, como ocurre en la Argentina con ciertas empresas "públicas", o sea, en manos del Estado, donde allí parece que la monopolización es válida, aunque sea deficitaria en 6 miles de millones de dólares por año, como lo es actualmente.
¿Por qué salta Máximo a atacar la libertad?, Por Milei, sin duda. Pero también porque el intervencionismo ha demostrado de sobra su absoluta ineficiencia. Y en eso estamos.

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