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lunes, 25 de mayo de 2009

ANTISEMITISMO Y ANTISIONISMO

El ataque de un grupo de fanáticos perpetrado de manera impune contra simples ciudadanos que estaban celebrando el aniversario de la creación del Estado de Israel no tiene ningún atenuante.
Unos cuantos malnacidos salieron de la boca del subte cargados de palos, hondas, capuchas y demás adminículos usuales por estos émulos del Manifiesto.
Su objetivo era, según dijeron, manifestarse en contra del sionismo internacional. Es que estos cobardes enmascarados son antisionistas, dicen ellos y ciertos medios de tendencia izquierdista.
No está demás aquí hacer un breve paréntesis para recordar aquellas palabras de Abba Ebban, el primer embajador en las Naciones Unidas designado por el entonces flamante estado Israelí: "Una de las tareas principales de cualquier diálog con el mundo gentil es probarle que la diferencia entre antisemitismo y antisionismo en realidad no existe".
¡Y claro que no existe! Es obvio.
Porque si existiera se manifestaría el antisionismo con pancartas y banderas, con cánticos y con consignas políticas. Se manifestaría como cualquier manifestación en cualquier país democrático del mundo. Pero no es el caso.
Hemos visto en la televisión un escenario con un grupo de bailarines representando una danza tradicional hebrea cuando aparecieron estos cobardes fanáticos con palos y capuchas golpeando a gente absolutamente pacífica e indefensa. Y eso, señores, no es ser antisionista. Eso es otra cosa.
Atacar a las "ratas sionistas" allí donde estén, como expresara no hace tanto la organización fascista denominada "convergencia socialista", no parece ser una expresión de lucha democrática contra aquellos con quienes no se coincide políticamente. En realidad no lo es en absoluto.
Más bien se parece bastante a las expresiones del negador del Holocausto y asesino de homosexuales Ahmadinejad, ¿no?. Personaje sin embargo de sobra defendido por el otro gran antisemita, racista y xenófobo ex funcionario del gobierno y amigo personal de Néstor Kirchner: Luis D Elía.
Como muchos grupos de izquierda se refriegan con el fanatismo y las consignas vacuas, y se cansan de etiquetar a la gente sin debatir absolutamente ninguna de sus aberrantes afirmaciones, nos permitimos reiterar que el sionismo es la aspiración israelí a recuperar a Palestina como su patria, según la definición del diccionario de la RAE. La aspiración ha sido en buena medida concretada pero aún así que alguien quiera ocupar un territorio determinado fundamentandose en razones históricas o religiosas o lo que fuere, no significa que todos quienes profesan la religión judía quieran lo mismo. Y mucho menos significa aceptar que como quieren eso, quienes lo quieren deben ser molidos a palos por cagones con capucha. Entendemos que está bien claro el concepto y la diferencia.
Los principales grupos de fanáticos integran la llamada "convergencia socialista" y también la agrupación Quebracho. Se habla también del Movimiento Teresa Rodríguez, integrado por trotskistas de origen "revolucionario", componentes del Partido Obrero y a los cuales adhiere el grupo de Hebe de Bonafini. Todos ellos son sostenidos en buena medida por el gobierno nacional.
Porque todos ellos integran agrupaciones autodenominadas "sociales" que reparten planes de ayuda, reciben fondos para construir viviendas y comedores comunitarios y demás yerbas. Es decir, todos ellos, fanáticos, agresivos, antisemitas, xenófobos, clasistas, racistas y cuanta calificación por el estilo les quepa (y esto no es decir algo al voleo, sus propios actos prueban de sobra que esto es cierto), son sostenidos por el Estado argentino: cuando es obvio que si alguien debe hacerse cargo de cualquier forma de ayuda social ese alguien debe estar conformado por organizaciones no gubernamentales sin color político, tales como Cáritas, la Cruz Roja, distintas agrupaciones religiosas y demás.
Pero bueno, está claro que si esta gente puede organizar marchas, cortar medio país, pasarse horas y horas de cualquier día hábil viajando de sus lugares de origen en micros contratados y luego pasarse incluso días enteros en plazas y calles de la ciudad, de algún lado sale el dinero que los banca. Y sale del Estado, señores. Obviamente.
Entonces, por un lado tenemos la cobardía: cobardía de capuchas, de negar lo que hacen, de decir que los atacaron primero, de esconderse y mentir con ese caradurismo que solamente tienen aquellos que se cagan encima al primer atisbo de reacción. Por otro lado tenemos el financiamiento del gobierno argentino: a los D Elía, a los Pérsico, a los grupos "sociales", etc. Por el otro, tenemos el silencio patético de los organismos encargados de controlar los medios (como el democrático Comfer), el Observatorio de Medios, o la Facultad de Ciencias Sociales, que nada tienen que decir respecto de las afirmaciones de "antisionismo" vertidas en determinados periódicos, radios y canales, y que curiosamente les parece acertado e indiscutible.
Los comunistas, los trotskistas, los fascistas, los nazis, los xenófobos y demás fanáticos siempre repiten que ellos no fueron. Siempre empezaron los otros. Siempre la culpa es de "los de arriba", de los policías, de los medios, de la "puta oligarquía", de alguien...nunca ellos tienen nada que ver. Es inaudito el grado de patetismo que muestran.
Nosotros lo decimos una vez más: hay que poner en evidencia tanto como se pueda a todos estos criminales en potencia, exterminadores de pueblos, oscurantistas, retrógrados y tantas cosas más que no trepidamos en repetir y en explicar por qué lo decimos.
Mientras tanto, también debemos exigir a nuestros gobiernos que de una vez por todas se pongan las bolas para decir que lo que hacen con la plata de todos nosotros es sostener a estos estúpidos, que no hacen sino daño al país, en definitiva.
Y dejarse de joder los Kirchner y compañía asumiendo el papel de víctimas cuando son ellos los que reparten fondos a personajes como D Elía y demás, y luego los sientan a su lado en actos públicos después de liberarles plazas y justificar ataques a comisarías. Hay que desenmascarar todos los días a los cagones que intentan justificar y justificarse. Hay que hacerlo siempre.
Es la única forma de sembrar las bases para que exista entre nosotros alguna vez una verdadera democracia, con internas abiertas, con candidatos reales, con justicia, con respeto de la Constitución, con respeto a las minorías. Una democracia que incluya que puedan venir a habitar nuestra patria todos los hombres del mundo de buena voluntad. Que respete la igualdad de derechos. Que termine con la impunidad política, los robos, las corrupciones, la intervención de la justicia por el poder político, etc etc.
Hay que insistir. Insistir. Insistir.
Es el único modo.
Héctor Trillo

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