EL ATRASO CAMBIARIO
Escucho y leo a economistas que desde hace años considero excelentes por sus análisis y enfoques de la realidad y que me han resultado correctos, formular comentarios que me generan serias dudas.Si bien he sido y soy un ferviente estudioso de la economía en su conjunto, debo recordar una vez más que no soy licenciado en economía, sino contador público, lo cual significa que he estudiado las Ciencias Económicas con un enfoque vinculado a la administración y registración de las operaciones comerciales y financieras.
Hago este introito para dejar a salvo cualquier interpretación profesional diferente, que acepto respetuosamente, desde ya. Aunque la verdad es que no coincido.
En la cuestión de la política cambiaria tengo serios reparos respecto del camino elegido, y observo cuestiones legales que se dan de bruces con las declaraciones sobre la apertura hacia una competencia de monedas libre, como por lo demás creo que debe ser.
Sin ir más lejos, sigue vigente la ley penal cambiaria, según la cual está prohibido vender o comprar moneda extranjera fuera del circuito oficial amparado por la ley de entidades financieras. De modo que, en castellano, no podemos legalmente vender dólares a nuestro vecino, ni comprárselos, porque es un delito. Una aberración por donde se la mire, pero así es. No está prohibido comprar y vender bienes o servicios contra monedas extranjeras, pero sí las operaciones cambiarias entre particulares o empresas.
Pero acá el punto a dilucidar es qué ocurre con el tipo de cambio, que como sabemos es regulado férreamente por el gobierno, que aplica una política de devaluación mensual en torno del 2%, y que posiblemente pase al 1% en breve, según se ha anunciado.
Este mecanismo devaluatorio, llamado en la jerga "crawling peg" viene provocando un serio retraso en el tipo de cambio, dado que en todos los meses del gobierno de Javier Milei, la tasa de inflación ha sido muy superior a esa modestísima devaluación del 2% mensual. Y eso a pesar de que se arrancó de un tipo de cambio muy alto, producto de la incertidumbre generada por un irresponsable ministro de economía kirchnerista (Massa) que, como se sabe, ha hecho un verdadero desastre producto de su ambición y de su inescrupulosidad.
Prefiero de momento no nombrar a ningún economista, pero son varios los que opinan, como el propio Javier Milei, que acá lo que está pasando es que está revalorizándose el peso, y por eso no crece el precio del dólar. Esto, desde el vamos, suena a falacia, porque el tipo de cambio está siendo férreamente controlado por el ministerio de economía, de modo que hablar de revalorización en este contexto es, para mí, una entelequia. Y esto es así, porque es la rigurosa y férrea intervención del gobierno la que provoca la ilusión de una revaluación, y no el mercado libre. En otras palabras: las autoridades económicas regulan su operatoria interviniendo en el mercado para que esto ocurra, no porque ocurre libremente, como debe ser.
Siempre es preciso contemplar la realidad económica para no caer en teorizaciones que tienen más de explicaciones forzosas que de evidencia empírica.
Existe un evidente atraso cambiario. Todo el mundo habla de que es más barato veranear en el Exterior, hoy por hoy. Brasil está prácticamente un 30% más económico que la Argentina. Vemos cómo los turistas cruzan a Chile para hacer compras y tomarse unos días. Son evidencias.
Los precios en lugares muy populares de la Argentina resultan insultantes para cualquier bolsillo. Un choclo en las playas marplatenses no baja de $ 5.000. Es un simple ejemplo.
Y no hablamos de playas más caras, como Pinamar o Cariló.
Esto del turismo, es, en verdad, la parte visible del iceberg. Porque acá lo que está afectándose es el comercio exterior. Los exportadores reciben por los dólares resultantes de sus operaciones, una cifra en pesos sumamente disminuida. En parte por el tipo cambio oficial, en parte por el "contado con liqui" (donde liquidan el 20% de lo exportado), y en gran parte por las llamadas retenciones a las exportaciones, que es un impuesto gravosísimo y que hasta ahora no se ha tocado.
Cualquier economista sabe esto, de modo que debo decir que no entiendo por qué razón hablan de el "peso que se revaloriza", con tanta ligereza, cuando cualquier revalorización debe ser acompañada por una baja del precio de los bienes y servicios que no se produce en la misma proporción dado que la presión tributaria sigue siendo enorme.
Es cierto que el gobierno está intentando bajar y quitar impuestos. Es más, está haciéndolo. Pero no al mismo ritmo al que se revaloriza ficticiamente el peso.
De tal modo, se desalientan las exportaciones y se alientan las importaciones. Todo ello producto del "dólar barato"
Yo no veo cómo van a corregir semejante distorsión, que por lo demás crece día a día, aunque no puedo afirmar que sea imposible hacerlo. El efecto está a la vista, y me parece que hablar de "revalorización del peso" como un gran logro sin tomar en cuenta el efecto de semejante distorsión es un análisis al menos sesgado.
La Argentina ha tenido raudas experiencias en cuanto al control del cambio se refiere. Siempre atrasar al dólar estuvo en la cresta de la hola de cualquier política estabilizadora. Desde la "inflación cero" de José Ber Gelbard, pasando por la "tablita" de Martínez de Hoz o por la llamada "converbilidad". Todas esas experiencias ya sabemos cómo terminaron. Me gustaría que reconocidos economistas que nos hablan del peso que se revaloriza, me explicaran cómo terminará esta historia, porque al menos yo no veo cómo será.
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