Leíamos en el La Nación de ayer sábado (que pudimos conseguir pese a las prohibiciones impuestas por el Sindicato de los Canillitas) una carta de una lectora refiriéndose a una cuestión urbanística: la conversión de la calle Suipacha en peatonal. Como suponemos que se sabe, el gobierno de la ciudad ha anunciado la intención de eliminar de esa arteria la circulación vehicular, cuestión con la que puede estarse de acuerdo o no pero que no es el motivo de este comentario.
La misiva de marras tiene un párrafo que a nuestro juicio no tiene desperdicio. Dice: "Con el escaso poder de policía que exhibe el gobierno de la ciudad, es imposible dejar d eimaginar en un futuro Suipacha como asiento de vendedores de artesanías, estatuas vivientes, parejas de tango, extranjeros mendigando y jóvenes por la noche propagando su etílica alegría"
Por supuesto que el resaltado es nuestro. Aparte de decirnos su autora, de nombre Patricia Vidal Harris, que si hubiera un poder de policía no escaso, sí sería posible una calle peatonal al menos en estos aspectos, señala muy suelta de cuerpo que veríamos extranjeros mendigando. Pregunta básica, elemental y obvia: estimada señora ¿En la Argentina actual mendigan solamente los extranjeros o Ud. se comió una parte de la realidad por prejuicios xenófobos?
Preguntamos esto con profundo dolor, y no sólo por lo que dice esta señora. Sino porque el diario publica una carta de este tenor, dando de tal modo "letra" a las expresiones de tinte racista vertidas por la propia presidenta, quien acaba de hablar de los "pobres y los negros" siguiendo el discurso del patotero Luis D Elía. Un discurso bastante extraño y que no se ajusta a la verdad, por otra parte.
En efecto, dijo la Sra de Kircher que a algunos "les gusta mostrar por televisión a los pobres y a los negros cuando están solitos, desvalidos y llorando, para demostrar que hay pobreza..." ¿A santo de qué la referencia a "los negros" que la verdad es que está absolutamente ausente de todo comentario televisivo (incluidos los serviciales programas tipo TVR o CQC)?
En la Argentina prácticamente no hay negros, señora presidenta. Y los pobres son pobres. Y si se los muestra es porque están. Sean del color que fueren.
Claro, la presidenta pretende con esto seguir la línea discursiva de su protegido activista. Los negros no son "la puta oligarquía". En cambio hablar solamente de pobres parece que no da suficiente entidad al comentario despectivo hacia "los medios".
Luego viene lo de la organización popular de los indigentes a la que nos referimos en otro comentario. Y que por supuesto es otra sanata más. Porque la verdad, y volvemos sobre el punto, es que acá lo que se organizan son grupos con planes de ayuda cuya recontramentada bancarización ha sido dejada prácticamente lado desde la llegada al gobierno de Cristina. Y como se sabe la bancarización es la enemiga de esos patoteros a los que nos referimos porque impide o dificulta que los "organizadores" se queden con una tajada y obliguen a gente humilde cargada de chicos además, a concurrir a actos políticos de más que baja calaña en micros contratados que se estacionan en lugares prohibidos y que cuando se les pregunta a qué van no tienen la más pálida idea de qué decir, como también "les gusta mostrar a los medios", ¿no?.
Volviendo por un segundo al punto de los extranjeros. En la Argentina hay varios millones de extranjeros, nadie sabe exactamente cuántos. Los hay especialmente de países latinoamericanos pero también de otras naciones, como todo el mundo sabe. Pero pobres y gente que pide en la ciudad hay una gran cantidad. Gente que vive cartoneando o duerme a la intemperie y de la cual los gobernantes la verdad es que jamás se ocupan (¿se acuerdan el listado de cartoneros que iba a hacerse? ¿Alguien sabe en qué quedó todo eso?). ¿Esa gente es extranjera? ¿Es mayoritariamente extranjera?
Nos alarma, insistimos el racismo y la xenofobia que parecen multiplicarse. En este caso la referencia a la carta del diario nos aporta un dato más: el número de documento de la señora Vidal Harris nos indica que no es una persona joven, sino más bien cercana a los 60 años. Una persona que seguramente vive en la zona norte de la calle Suipacha, con lo cual al escribir lo que escribe (y que es una gruesa falsedad evidente) le da "letra" también al patotero de marras.
Y los seleccionadores de cartas del diario citado también. Y todos ellos contribuyen a generar un clima clasista, racista y xenófobo, que antes era patrimonio de los extremismos y no de la sociedad toda.
Si algo deben hacer los dirigentes y los diarios de gran tirada nacional sobre todo, es evitar esta clase de comentarios, o contraatacarlos como se merecen.
Los sentimientos xenófobos pretenden culpar a los extranjeros de los males que nos aquejan, cuando en realidad tales males son producto de nuestros errores y fallas. Y acá no hay 15.000.000 de personas debajo de la línea de pobreza por culpa de ningún extranjero, sino de nosotros. Y dejémonos de joder.
Y tampoco hay "negros" a menos que la señora Cristina pretenda retornar a los tiempos del líder histórico de su partido y retomar la calificación de "cabecitas negras" a las personas del Interior, lo cual tampoco se ajusta a la verdad. Ya que el Interior es bastante más que un crisol de razas sobre todo en las grandes urbes.
Peor todavía si la intención es vincular color de la piel con pobreza. O pedir limosna con extranjería. Acá lo que verdaderamente resulta de una pobreza conmovedora es el planteo, y no la realidad.
Y no queremos seguirla porque creemos que es suficiente. No sin dejar de señalar que justamente lo que la Argentina necesita es población. Y para eso está el preámbulo recalcándolo. La Argentina está abierta a todos los hombres de buena voluntad (y las mujeres, diría la señora). E incluso desde la Iglesia se pretende ayudar a los indigentes, sin pedirles documentos y sin observar su color de piel ¿Los políticos hacen lo mismo?
Héctor Trillo
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