Las declaraciones del diputado Alejandro Rossi (hermano de Agustín, el jefe de bloque del FPV) respecto de la necesidad de investigar la vida privada de los jueces son conmovedoras. Este personaje postula que es necesario saber con quiénes están casados los jueces, a qué escuelas mandan a sus chicos y si son socios o no del Jockey Club. Todo ello para determinar si se trata de individuos aristocratizados, con ideologías extrañas o no acordes con los intereses del pueblo, y en definitiva indignos de su función.
La dosis de fascismo, macartismo, persecución ideológica y hasta prejuicios de clase y en un punto hasta de raza, es de una elocuencia estremecedora. El señor Rossi está diciendo que nadie puede ser juez si no reúne ciertas "condiciones" que para nada incluyen su formación técnica ni el respeto a las leyes. En otras palabras, pretende que los jueces no sean designados por su idoneidad, sino por su formación cívico ciudadana, sus preferencias sociales y sus gustos incluso sexuales.
A nosotros nada de esto nos sorprende. Hemos relatado muchas veces en estos comentarios las verdaderas salidas de baño de personajes encumbrados de origen básicamente peronista y especialmente en las provincias del norte argentino. Comentarios del estilo "y qué quiere con ese, que su madre era una sirvienta", por ejemplo.
Nosotros nos remitiremos a reproducir párrafos publicados en el diario de los dichos de este señor:
Debemos investigar cuántos jueces están casados entre sí, si tienen hijos como empleados en los tribunales, a qué sector social pertenecen. Sólo así tendremos una herramienta para saber qué jueces queremos y qué jueces estamos produciendo", dijo el kirchnerista.
Además, agregó: "Habría que ver qué tipo de sector representan, qué tipo de ideología, cuántos están casados entre sí, cuántos son parientes, a qué clubes van, a qué colegios asisten sus hijos".
Esta mañana rectificó sus dichos en declaraciones radiales. "Erróneamente se ha interpretado que mi planteo era investigar la vida privada de los jueces, si fue considerado así pido disculpas", dijo
Aunque más temprano había dicho: "Quiero saber qué tipos de jueces el Consejo de la Magistratura ha producido, quiero saber si no hay una familia judicial que se repite y se replica a sí misma. Quiero saber en qué trabajan los hijos de los jueces, quiero saber cómo acceden sus esposas a la Magistratura".
Como se ve, ha salido este personaje a corregir sus propios dichos diciendo que se ha interpretado que su planteo era investigar la vida privdada de los jueces, cuando es obvio de toda obviedad que justamente ese era el planteo.
La única conclusión a la que uno medianamente pensante puede arribar es que cuando alguien se presenta a concurso para acceder a un cargo de juez, deberá mostrar sus antecedentes familiares, los colegios de los chicos, su círculo de amigos, de qué club es socio, cuál es su fe religiosa, con quién está casado, cuál será en su caso su tendencia sexual y todo cuanto se te ocurra.
Rossi quiere saber. ¿Y si quienes son postulantes a esos cargos no quieren decírselo por considerar un acto macartista y fascista el pedido o simplemente porque las acciones privadas de los hombre están reservadas a Dios?
Nuestra querida Argentina debería asumir plenamente que los dichos de la gran periodista italiana Oriana Falacci acerca del "enano fascista" que nos invade, fueron de una rigurosidad académica absoluta. Y esta clase de etiquetadores y descalificadores deberían ser defenstrados democráticamente por la población, consciente ella de que cualquiera de nosotros, por la razón que fuere, puede caer en la volteada.
Héctor Trillo
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