El Ágora
LOS LLAMADOS A INDAGATORIA
Hace pocas horas se
conocieron los llamados a indagatoria por parte del juez Bonadío de varios ex
funcionarios del Banco Central, entre
ellos su ex presidente Alejandro Vanoli, del ex ministro de economía Axel
Kicillof, y de la mismísima ex presidenta Cristina Fernández por las
operaciones pactadas conocidas como “dólar futuro” a lo largo de 2015 y muy
especialmente en los últimos meses de dicho año.
No hace falta ser muy perspicaz
para comprender que un llamado a indagatoria a la ex presidenta tiene un efecto
político descomunal. Y debo decir, sin ser abogado, que no estoy seguro de si
correspondería tal llamado. Aunque pienso que probablemente sí por ser la
principal responsable política. No hay que olvidarse que de una y mil maneras
la ex presidenta defendió públicamente la gestión del ex ministro Kicillof.
La reacción del kirchnerismo
“duro” no se ha hecho esperar. Por un lado el ataque al juez Bonadío por
considerarlo “antikirchnerista” y un “ariete” de la Justicia opositora, al
decir de Agustín Rossi. Este político ha sido además uno de los pocos que
intentó esbozar un argumento defensivo respecto de la política seguida en la
materia. Su visión es que como había presiones devaluatorias el Banco Central
intentó mediante la venta de dólar futuro a marzo de este año con precios del
orden de los $ 10,60 desalentaba justamente los temores de una devaluación.
Un pequeño paréntesis para
explicar la operatoria: en general los importadores compran dólar futuro con el
ánimo de asegurarse el tipo de cambio. Es decir, que la operatoria es en
realidad en la práctica un seguro de cambio.
No siempre ganan, porque ha ocurrido que el dólar cotice a valores menores
a aquellos negociados a futuro, pero por lo menos se aseguran que la variación
será la pactada y no otra.
Según los entendidos durante 2015
las operaciones de dólar futuro superaron los 15.000 millones de dólares,
cuando lo normal era que se efectuaran operaciones por unos 5.000 millones a
cargo, justamente, de los importadores.
Al menos el Banco Central conoce, o
debería conocer, quiénes son los que operan en ese mercado y aproximadamente
cuáles serían los montos, precisamente porque existe una relación entre quienes
importan bienes e insumos y sus pagos a futuro. Si estos valores se triplican,
es obvio que algo está pasando.
Trazando un parangón con lo ocurrido
con la efedrina en su momento, que de importar unos pocos quilos pasamos a
importar varias toneladas, parece más que obvio que a alguien encargado del
control debe llamarle la atención.
Hay que decir también que a lo largo
de los ocho años que gobernó Cristina Fernández, en varias oportunidades sus
funcionarios, y ella misma, anunciaron conspiraciones devaluatorias, que luego
se esfumaron sin necesidad de caer en operaciones de dólar futuro por semejante
cifra.
También es cierto, y vale recordarlo,
que el 23 de enero de 2014, Kicillof y el presidente del Banco Central de
entonces, Juan Carlos Fábrega, produjeron una devaluación el 30% llevando el
dólar de 6 a 8 pesos en números redondos
Ahora bien, la defensa jurídica de
las personas involucradas debe ser elaborada profesionalmente y no
mediante convocatorias a puebladas en
plazas públicas para “resistir”.
Sin embargo, esta modalidad ha sido
utilizada a lo largo de los años por el kirchnerismo. Así, fueron defenestrados
periodistas, medios de difusión, empresarios, productores ganaderos, escritores
y hasta actores y directores de cine. En lugar de defenderse dando argumentos
sólidos ante la Justicia, o incluso en declaraciones públicas, lo que han hecho
y por lo visto siguen haciendo es atacar a los denunciantes.
Cabe recordar que la causa
por la venta a mansalva de dólar futuro fue iniciada por el entonces diputado
Federico Pinedo, y por el diputado Mario Negri, ambos basados en un estudio del
hoy Ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay. Según Rossi la causa no fue iniciada
por “damnificados particulares”, de donde se deduce que los diputados
nacionales nada deberían denunciar si observan algo que consideran perjudicial
para el país sobre la base de que no son “damnificados particulares”, un
verdadero galimatías realmente inaudito.
Así las cosas, el kirchnerismo convocó
a movilizarse en defensa de la ex presidenta por considerar la denuncia
“arbitraria” y con una “clara intencionalidad política”.
El diputado provincial Fernando Navarro
llegó a decir que “la medida daña la calidad institucional” y que “confirma que
hay integrantes del poder judicial subordinados a los grupos económicos y no al
derecho”. Cabe preguntarse entre otras cosas a qué grupos económicos se
refiere.
Pero el fondo de la cuestión, lo mismo que en casos como Báez, Jaime,
Fariña, la propia presidenta, Eskenazi, Néstor Kirchner y tantísimos otros, no
se responde, no se argumenta.
¿hubo o no hubo una triplicación de
la cantidad de operaciones de dólar futuro?
¿Existía o no existía una operación
legal conocida como “contado con liquidación” en la cual el dólar oscilaba, en
diciembre, entre 14 y 16 pesos? ¿Valía el dólar 9,50 pesos en cifras redondas?
¿No había una clara falta de dólares a ese precio, se negaban
importaciones y se postergaban exportaciones lo cual produjo un inmenso daño
especialmente a las economías regionales?
Si el dólar en el mercado de bonos
costaba entre 14 y 16 dólares, ¿cuáles eran las presiones devaluatorias si
estábamos oficial y legalmente ante un hecho consumado?
Por supuesto que la última palabra la
tendrá la Justicia. Justicia que ya ha sido defenestrada por personajes como
Rossi, que no trepidó un minuto en avalar que su hija de 26 años fuera nombrada
directora del Banco Nación.
Otra vez la misma historia. Parafraseando a Borges, una extraña forma de
darle la razón al otro. La defensa no consiste en argumentar técnicamente las
razones, que podría haberlas. No. La defensa consiste en llenar la plaza con
gente traída en micros escolares para gritar a favor de Cristina Fernández,
dejando en blanco los escritos de defensa pertinentes.
Buenos Aires, 27 de febrero de 2016 HÉCTOR
BLAS TRILLO
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