El Ágora
ACTUALIDAD ECONÓMICA:
DÓLAR, EFICIENCIA Y
PRESIÓN TRIBUTARIA
Este comentario
pretende una vez más
aclarar ciertos aspectos vinculados con las variaciones en
el tipo de cambio,
la oferta y la demanda de moneda extranjera y si vinculación
con el comercio
exterior, las tasas
de interés y la
productividad.
Empecemos por señalar que
cuando hablamos en las siguientes líneas del
valor del dólar, estamos haciendo una referencia general a la
cotización de
todas las monedas extranjeras, o dicho de otra manera, a la
valuación del peso
argentino.
Mucho
se ha dicho y escrito sobre la
preferencia de los argentinos por la moneda verde
norteamericana. Se han
mencionado aspectos psicológicos e incluso una misteriosa
preferencia por todo
lo estadounidense, es decir todo lo proveniente del país más
odiado de la
Tierra por la gran mayoría de los argentinos.
Una suerte de variante del llamado síndrome de
Estocolmo. O algo así.
La
realidad es que la Argentina hace
muchísimos años que carece de una moneda sólida y confiable.
Tan poco confiable
es, que incluso el gobierno anterior pretendió obligar a la
gente a “ahorrar en
pesos”, demostrando por el absurdo lo que es obvio: que si
nadie quiere ahorrar
en nuestra moneda ¿cómo se pretende obligar a alguien a que lo
haga?. Parece mentira
que los gobernantes sean tan obvios, porque lo que han hecho
es justamente
reconocer que la moneda de cuyo valor ellos son responsables,
no es aceptada
por la gente como reserva. Pretender obligar a alguien a hacer
algo de lo que
reniega es aceptar que ese algo no sirve. Y por supuesto el
resultado es que
ese alguien aumente aún más, si cabe, su desconfianza.
Naturalmente
que como todo precio, el
de la divisa norteamericana tiene que ver básicamente con la
oferta y la
demanda, cuestión que
genera no pocos
resquemores en economistas o políticos dirigistas y por lo
general con ideas
keynesianas o heterodoxas, como le llaman ahora.
¿Cuáles
son a grades rasgos, las
causas de que aumente o baje la oferta y la demanda de
dólares? Por un lado la
balanza comercial, es decir el comercio exterior, la
diferencia entre
exportaciones e importaciones. Si se exporta más de lo que se
importa, aumenta
la oferta de dólares, caso contrario disminuye.
Otra
causa de la variación en el tipo
de cambio es el endeudamiento en moneda extranjera. Si aumenta
la deuda externa
ingresan dólares, ello aumenta la oferta. Si al contrario
disminuye tal deuda
porque se paga con recursos provenientes del Tesoro Nacional,
la oferta local
disminuye.
Otro
factor que influye en el tipo de
cambio, es la tasa de interés en pesos.
Si la tasa en pesos es muy elevada y el tipo de cambio
se mantiene más o
menos quieto, hay inversores externos que colocan sus dólares
en pesos para
luego volver a dólares y obtener una tasa de interés mayor que
la que obtendrían
de otro modo. O al menos lo suficientemente atractiva.
Y aquí
aparece el concepto de los
llamados “capitales golondrina”, que son aquellos capitales
que entran al país
para colocarse en pesos y hacer la diferencia luego en
dólares, para salir inmediatamente
después.
Hay más
variantes pero con esta somera
explicación entendemos que queda más o menos claro cuál es el
problema.
Ahora
bien. Cuando el Estado limita las
importaciones, por la razón que fuere, lo que hace es aumentar
la oferta de
dólares, ya que éstos no pueden ser demandados para importar
bienes y
servicios.
¿Por qué
el Estado limita las
importaciones? Por ejemplo para fomentar o proteger la
industria nacional. Así
se consigue una industria nacional de baja calidad, poco
competitiva en el
mundo, con altos precios y baja demanda incluso local, ya que
la gente que
puede prefiere cruzar a Chile o viajar a Miami a comprar más
barato. Es cierto
en este punto que para viajar y comprar afuera demanda
dólares.
¿Por qué
el Estado sube las tasas de
interés más allá de lo que indica el mercado? Porque necesita
financiarse,
porque quiere “secar” la plaza de pesos emitidos para frenar
artificialmente la
inflación que tal emisión produce. ¿Y por qué emite pesos
adicionales? Porque necesita
cubrir el déficit fiscal.
Cuando
existe déficit fiscal éste debe
financiarse con emisión de moneda o con
endeudamiento. No hay otra. Si
el
endeudamiento es en dólares, aumenta la oferta de la divisa y
cae su precio.
El
actual gobierno facilita la compra de
dólares por parte de la gente, y también posibilita demorar la
liquidación de
exportaciones y el ingreso de divisas, como una forma de
disminuir o postergar
la oferta de dólares y evitar de ese modo que caiga más su
valor.
Porque
obviamente el dólar bajo hace poco
rentables las exportaciones, al tiempo que incrementa el costo
en dólares de
los insumos. Y también de los salarios, lo cual en cierto
rango facilita la
salida del país de los asalariados de mayor ingreso, que van a
comprar
computadoras, teléfonos y televisores a Chile, además de ropa
y calzado.
Como se
ve, ninguna medida dirigista puede
corregir el problema de fondo, que es el déficit fiscal. Y
también puede
observarse que toda forma de proteccionismo conduce a
resultados nefastos. Baja
calidad, altos precios, baja competencia, imposibilidad de
exportar y otras
cuestiones son el resultado del proteccionismo. Y un dato no
menor es que el
proteccionismo contribuye a acumular dólares, es decir a
aumentar su oferta,
bajando así su precio y haciendo más difícil exportar lo que
sea.
Acá no
estamos diciendo, ni insinuando
siquiera, una apertura indiscriminada y que cada quien se
arregle como pueda.
Estamos sí afirmando que solamente intentando abrir
progresivamente los
mercados al mundo vamos a lograr el equilibrio. Y que si a eso
le sumamos la
eliminación del déficit fiscal podremos llegar a tener una
moneda sana y
contribuir al crecimiento sostenido.
Las
aperturas en el mundo son progresivas,
se fijan pautas, plazos. Y se cumplen. Lo contrario es
mantener “quintitas” con
leyes de “compre nacional” y otras bellezas que claramente
anquilosan la mala
calidad y los altos precios. Existe la idea de que si
exportamos mucho e
importamos poco eso favorece la economía del país. Pero no es
así, uno exporta
para importar lo que necesita y mejorar así la calidad de
vida. Exportar para
acumular dólares en el Banco Central es
puramente mercantilista.
Y un par
de aspectos que deben considerarse,
y con esto terminamos este breve comentario, son las
licitaciones públicas y la
eficiencia. Las licitaciones deben ser internacionales
siempre, y absolutamente
transparentes, publicadas en Internet y dentro de un esquema
jurídico que
disminuya al máximo las chicanas que suelen presentar los
oferentes que no
resultan seleccionados. Además, las decisiones de elección
deben ser tomadas
por comités idóneos, incluso internacionales, y no por el
funcionario de turno,
dado que no es un especialista en cada cosa que se licita, y
por lo tanto el
riesgo de una mala elección es grande. Ello sin contar el
hecho de que se
facilita así la corrupción.
El
Estado debe volverse eficiente tanto
como sea posible. Debe lucharse contra la burocracia, contra
la presión
tributaria, con un sistema justo, equitativo y sobre todo
RAZONABLE. Todos
sabemos que la presión tributaria es
hoy insostenible, y es la causa de que la mitad de la economía
funcione en
negro. Esto produce
merma en la
recaudación y por lo tanto impide llegar a alcanzar superávit
fiscal que entre
otras cosas posibilite comprar dólares con dinero del Tesoro
Nacional para
afrontar las obligaciones adquiridas.
Así,
este conjunto de simples medidas
económicas mejorarán las condiciones de vida de los
argentinos, atraerán
capitales y crearán fuentes de trabajo. Así
es como aumenta la productividad y mejora la calidad de vida.
No hay otra.
Buenos Aires,
16 de marzo de 2017
HÉCTOR BLAS TRILLO
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