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sábado, 14 de agosto de 2021

SEGUNDA OPINIÓN: LA POLITIZACIÓN DE LA PANDEMIA

 Segunda Opinión

LA POLITIZACIÓN DE LA PANDEMIA

 ''La selección (de la vacuna)  será científica y a la vez geopolítica'' Ministro de Salud Ginés González García

 

              En nuestro país cualquier cosa puede dar lugar a interminables discusiones y enfrentamientos diversos. Aún lo más obvio. También parece ser moneda corriente la politización de todo. Como una especie de cinta sin fin, cualquier decisión pasa por la política, aunque estemos hablando de la salud y de la vida misma.

              Tal como iniciamos estas líneas, fue el entonces ministro Ginés González García quien muy suelto de cuerpo (y de rigor profesional, como médico que es) quien afirmó que las razones geopolíticas estarían en el centro de la elección de las vacunas.

              En aquel momento sus dichos no parecieron tener demasiada repercusión, aunque claramente son demostrativos de un ideologismo tan acérrimo que ni siquiera guarda las formas.  No es moralmente válido, pero sí elemental que si en una cuestión puramente sanitaria se mete la geopolítica, lo más prudente sería no decirlo.  Difícil que el chancho chifle. Para avisarle al ex ministro, queremos decir.

             Ya desde el primer viaje a Rusia, llevado a cabo de manera secreta, quedó evidenciado que algo no estaba dentro de los carriles lógicos de una cuestión de emergencia y de salud. Sino que estaba teñido de una burda politización.

             De poco y nada sirven los constantes ataques a la administración anterior de parte del gobernador de Buenos Aires o del mismísimo  presidente de la Nación por la supuesta o real falta de preocupación por los temas de salud. No es más que una forma de mirar la paja en el ojo ajeno obviando la viga en el propio.  Viga que se agigantó notalmente con la llamada “vacunación VIP” y especialmente con la salida del susodicho ministro, quien por lo que hemos leído llegó a decir, en su enojo, que si hablaba “se caía el gobierno”.  A todo esto, nuestro presidente fue a decir públicamente en México que todo lo que había ocurrido es que algunos se habían “saltado en la fila” y que eso no es un delito. Y si no lo es ¿por qué pidió la renuncia del ministro? Más aún, no solamente hubo quienes se “saltaron la fila” hubo quienes como el Procurador del Tesoro Zannini mintieron y se hicieron pasar por personal de salud.  Parece que eso tampoco es delito. Falsear documento público, título, rango, cargo, de parte del Procurador de la Nación, no es delito. Este oscuro personaje llegó a decir en un reportaje que se arrepentía de “no haberse sacado la foto”. Decir que trafica con la muerte es poco. Huelgan las palabras.

              Mientras tanto, el presidente, la vicepresidenta y todo el entorno están preocupadísimos por reformar la justicia para exculpar a todos los procesados  y hacer caer todas las causas. No para condenar a los delincuentes. No para obligar a renunciar al impresentable señor Zannini. No para hacer justicia. Ni una sola palabra que justifique lo que está ocurriendo con las causas judiciales en las que están involucrados diversos personajes cercanos al gobierno. La manera en la que es presidente Alberto Fernández ha modificado sus opiniones políticas, jurídicas y legales nos eximen de comentarios.

              Está bien claro que si acá hubo una politización de la pandemia, tal cosa ha sido entera responsabilidad del actual gobierno. Por lo demás, es de todos conocido lo ocurrido con la vacuna de Pfizer. Y por supuesto también con las demás vacunas, incluida la Sputnik.

              No vamos a repetirnos señalado hechos y detalles que todos conocemos. Lo cierto es que la politización ha sido, es y será responsabilidad de los gobernantes. No de los opositores. Al momento de escribir este comentario, hay 10 millones de dosis que no han sido aplicadas, entre ellas las 3,5 millones donadas por el gobierno de los EEUU. Dicho de otro modo, si la oposición politiza algo, difícilmente tenga algún efecto práctico. En cambio los responsables de administrar el país son responsables absolutos.

              Es inexplicable que en la vacunación todo se hubiera dilatado de la manera en que ocurrió. Se negó la posibilidad de que los centros de vacunación que existen desde siempre en todas las ciudades se encargaran de aplicar rápidamente las dosis. Se sigue negando eso. Lo mismo ocurre con las farmacias.  En su lugar, al menos en el GBA, centros de vacunación “oficiales” poblados de empleados (y referencias al oficialismo gobernante), llevan adelante la tarea de manera claramente insuficiente.  Los 10 millones de dosis no aplicadas lo demuestran.  Y a esto se suma, según dicen los especialistas, la poca cantidad de testeos que se realizan. Una verdadera calamidad que ha provocado ya más de 105.000 muertos. En lugar de moverse con rapidez y dinamismo, la actual ministra realiza viajes a Cuba para gestionar una vacuna que está en fase experimental. Y por lo publicado hasta se ofrece a financiarla. Siendo que Cuba debe al país varios miles de millones de dólares desde los aós 80 que jamás pagó. Y siendo que estamos como estamos en medio de un desastre económico jamás vivido.

              Todo esto no significa que de algunos sectores opositores al gobierno se utilizara con finalidad política esta desgracia. No podemos afirmar que no hubiera ocurrido. Pero es obvio que la responsabilidad no es de los críticos, sino de los que administran.

              Recordemos las comparaciones con otros países. Las filminas. Los errores inconcebibles en las presentaciones, con gráficos mal hechos y otras bellezas dignasdel libro Guiness.                Una verdadera calamidad cargada de prejuicios, nepotismo, corrupción, abuso de poder, negligencia y la lamentable carga ideológica que arrasa con todo.               

Buenos Aires, 1º  de agosto de 2021                                      HÉCTOR BLAS TRILLO

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