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miércoles, 26 de octubre de 2022

CONTRACORRIENTE: LOS IMPUESTOS DEBERÍAN SER AL CONSUMO (26/10/2022)

 LOS IMPUESTOS DEBERÍAN SER AL CONSUMO.

Toda la vida he venido defendiendo la idea de que la carga tributaria debe estar vinculada a los consumos y no al capital o la ganancia.
Debo reconocer que en este aspecto estoy más solo que un hongo en el medio del Sahara. A tal punto que colegas se han burlado de mi posición al respecto.
A raiz de comentarios hechos en el marco de la CEPAL por parte del Nobel Stiglitz (el padrino de Martín Guzmán) acerca de segmentaciones e impuestos progresivos, me siento impulsado a insistir en vano sobre el asunto.
Lo que requiere una economía para crecer es que haya m ayor acumulación de capital. Es el ahorro la base de la fortuna, además de ser, en términos matemáticos, igual a la inversión.
Los impuestos a los capitales y a las ganancias atacan el ahorro y castigan el éxito, especialmente si son progresivos.
Y la realidad es que cualquier empresa hace sus cálculos teniendo en cuenta los impuestos que debe pagar, y por consiguiente eso afecta el precio de los productos y servicios que vende. Por lo tanto, quien consume esos productos es quien finalmente paga tales impuestos.
En una cultura universal plagada de prejuicios, lo que digo suena disparatado. Sin embargo todos los regímenes de promoción encarados por diversos países y regiones, lo primero que hacen es liberar a las empresas de tales impuestos, o reducirlos a un mínimo. Lo cual demuestra, por si hiciera falta, que nadie ignora dónde está el problema.
Quien ahorra, por lo demás, no debería ser castigado, sino más bien felicitado por hacerlo.
Entre nosotros hoy en día tenemos impuesto a las ganancias progresivo para las personas físicas, "quien más tiene más paga". De eso deviene que cuanto mayor es el éxito, se paga más que proporcionalmente el impuesto, castigando de ese modo el éxito relativo.
La razón de ser de los llamados paraísos fiscales, es justamente la gran liberalidad que existe en ellos en cuanto a los impuestos a los capitales y a las ganancias.
También es este tipo de cargas tributarias, uno de los mayores incentivos para la llamada "fuga" de capitales.
En nuestro país, adicionalmente, tenemos impuestos que directamente gravan los activos, como ser Bienes Personales, Inmobiliario o la patente de los vehículos. No importa las deudas que existieren, se paga sobre el activo. Y para peor suele confundirse la idea y se pontifica que se trata de quienes tienen más, aunque podría ser que debieran incluso totalmente el activo gravado.
Normalmente se sostiene que los impuestos al consumo afectan más a los que menos tienen. O sea, el reverso del "pagan más los que más tienen"
Sin embargo, si las empresas para determinar sus márgenes de ganancia tienen en cuenta la presión tributaria, todos sus productos alcanzarán un precio que se haga cargo de tal premisa, y obviamente eso incluye los impuestos a los capitales y a las ganancias.
La tendencia a gravar capitales y ganancias arrancó en nuestro país en los años 30. Es, en mi modo de ver, una de las causas principales del deterioro comparativo de la economía. No la única, por supuesto, pero es.
Los "paraísos fiscales" son llamados oficialmente "países de baja o nula tributación" y existen como resultado de la voracidad fiscal de los Estados.
Comprendo perfectamente que expresar las cosas en estos términos ha de resultar insoportable para muchos. Lo he vivido una y mil veces. Pero tengo la necesidad de insistir en esto.
Si ahorrar es virtuoso, si ganar más es prueba de éxito, si ambas cosas acumulan capital e inversión, ¿por qué se las castiga? ¿Por qué se las estimula en las zonas donde quiere "promocionarse" tal o cual actividad?
El daño no es menor, y los es en particular en una economía que necesita crecer y hacerlo rápidamente.
Es obvio que esto no podría ocurrir nunca de un día para otro. Pero sería bueno que la tendencia avanzara en esa dirección.
Y finalmente, una breve reflexión sobre la inflación, que es provocada por la emisión de moneda para financiar el déficit fiscal.
La inflación es un impuesto, se dice. Más que eso, diría yo que es una estafa para la gente que confía en los billetes que recibe. Y sin embargo el presupuesto que acaba de votarse en Diputados incluye una previsión del 60% de inflación para el año próximo. O sea que desde el vamos nos garantizan la estafa. Y la votan, y la aprueban, y la aplauden. Como en el año 2002 cuando aplaudieron a rabiar en medio de una ovación, la declaración del cese de pago de la deuda por parte del entonces presidente Adolfo Rodríguez Saa.
HÉCTOR BLAS TRILLO (26/10/2022)

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