Translate

miércoles, 18 de enero de 2023

CONTRACORRIENTE: AMAR LA LIBERTAD

 AMAR LA LIBERTAD

Amar la libertad es mucho más que decirlo. Amar la libertad es estar dispuesto a defenderla en toda circunstancia y ante quienes fuere. Amar la libertad es luchar por ella cada día. Las personas que detestan alguna forma de libertad y están dispuestas a todo para impedir que goces de ella, se cuentan por millones. Lo que vos tal vez creas que es obvio, no lo es. Amar la libertad significa manejarse en la vida con la verdad objetiva, con los pies sobre la tierra, con la naturalidad de quien hace y decide por sí mismo, en todas y cada una de las circunstancias de la vida.
Amar la libertad es respetar al otro, pero exigir ser respetado. Es evitar que te impongan condiciones allí donde no deberían imponértelas porque sos dueño de tus actos. Los argumentos en favor de que tus "acciones privadas" pueden afectar a otros suelen ser excusas para ponerte límites y que en lugar de ser vos, sean quienes no aman la libertad los que te imponen su criterio y deciden por vos, sobre vos.
Amar la libertad es enseñar a tus hijos a ser libres, dueños de su albedrío. Amar la libertad es decirles la verdad siempre y en cada circunstancia, con la delicadeza que el caso pudiera requerir. Pero la verdad.
Ya sé que la verdad puede ser subjetiva. Te concedo eso. Digamos entonces que TU verdad, con la aclaración de que es la tuya.
Amar la libertad es reconocer errores y no ocultar datos por miedo.
Amar la libertad es soñar despierto con aquello que no soñaríamos si no la amáramos.
Amar la libertad es no sentir culpa si no hicimos daño a nadie. Es no sentirnos mal por ser diferentes a los demás o por ser políticamente incorrectos. Nadie es igual a nadie. Nadie piensa exactamente igual que el otro. No hay dos personas que tengan las mismas huellas digitales. Amar la libertad es, entonces, aceptar el disenso, las diferencias, los criterios. Amar la libertad es abrir la mente, abrir las fronteras, abrirse al mundo todo, sin distinciones por religiones razas o lo que fuera. Migajas impostoras son todas las formas de discriminación por esas cuestiones.
Amar la libertad, en suma, es amarse a uno mismo. Porque cuando uno se ama a sí mismo, no acepta ser condicionado por otros. Nunca.
Amemos la libertad y por ende luchemos por ella. No nos garantizará la felicidad, porque nada ni nadie puede garantizarla. Pero sí nos garantizará hacer lo que queramos en tanto podamos hacerlo sin que nadie interfiera. Nadie.
Y finalmente: amar la libertad no es amar el libertinaje. No es robar o hacer daño. No es abusar de los demás. Porque todo eso es justamente lo contrario de la libertad. Es imponerle al otro criterios nuestros, que es justamente lo que quita la libertad al otro.
No hay que confundir libertad con desorden o anarquía. La libertad tiene un orden jurídico, legal. Tiene un formato. El orden de la libertad está dado por infinitos detalles cotidianos que siempre terminan en el momento en el que el otro quiere imponernos algo y quitarnos libertad.
Amar la libertad es dar la libertad. Dar la libertad es no pretender quitarla. Así es como mejor podemos convivir todos. Acabemos con la carga de culpa que encierran ciertos manejos afectivos que suelen aplicar aquellos que no se animan a ser libres o simplemente quieren condicionarnos. Hacer lo que racional y afectivamente sabemos que queremos, es empezar a transitar el camino de esa libertad.
Amemos la libertad. Empecemos por eso. Y enseñemos a nuestros hijos a ser libres. Así, tanto ellos como nosotros viviremos en un mundo mejor. Lejos de atavismos, de moralinas, de abusos afectivos.
Terminemos con eso. Hagámoslo ya. Que ya es hora.+

No hay comentarios.:

Seguidores