Esta nota fue publicada en el diario La Nación del sábado. ¿Esta es la Argentina de la ética y del progreso? ¿Cómo es posible que no haya una reacción generalizada ante tanta prepotencia cargada de una profunda estupidez? En fin, a lo mejor no es cierto lo que acá dice Kanenguiser. ¿Alguien no debería responder aunque sea para mirar a su familia a la cara?
Parece que no.
Estadísticas polémicas / Otra intervención del secretario de Comercio Interior
Presión de Moreno para acallar las críticas de la UBA al Indec
Con agresividad, buscó que profesores de Ciencias Económicas no cuestionaran la falsificación de datos
Martín Kanenguiser
LA NACION
Como tantas otras veces, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, levantó el tubo del teléfono, discó el número de la oficina argentina de la Comisión Económica para América latina (Cepal) y comenzó a tantear a su interlocutor.
La conversación tenía un solo objetivo: suprimir el tono crítico del informe que prepara la Universidad de Buenos Aires sobre la manipulación de los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que se registra desde 2007. Del otro lado de la línea telefónica, atendió el director de Cepal Argentina, Bernardo Kosacoff, un economista amable por naturaleza. Por lo tanto, el diálogo, ocurrido a principios de esta semana, comenzó con gran tranquilidad, según pudo saber LA NACION de varias fuentes vinculadas con el caso.
Moreno inquirió si estaban conformes con los fondos que les aporta el Gobierno para sus proyectos de investigación. La pregunta le llamó la atención a Kosacoff, ya que la Cepal no recibe dinero por decisión de un funcionario, sino por un acuerdo entre esta organización de las Naciones Unidas y la Cancillería.
Igualmente, le dijo que estaban conformes. Ahí, repentinamente, Moreno adoptó su habitual agresividad y le dijo, palabras más, palabras menos, lo siguiente:
"Sabrás que ahí tenés acovachados a un par de radicales. Y si ustedes están en la postura de ser hijos de puta, nosotros podemos ser mucho más hijos de puta."
Moreno -que no respondió a una consulta de LA NACION por esta cuestión- se refería a dos economistas de la Cepal que son, además, los profesores de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA que forman parte del comité académico nombrado por la presidenta Cristina Kirchner para asesorar al Indec.
Ciencias Económicas prepara un duro informe con otras facultades de la UBA (ver aparte) en el que criticará la prestidigitación del Gobierno sobre las cifras de inflación, pobreza, desempleo y crecimiento económico desde fines de 2006.
La intención del secretario de Comercio, que sigue defendiendo la estrategia kirchnerista de esconder la inflación como forma de controlarla, era intimidar a los académicos, amenazando con cortar el financiamiento oficial a la Cepal.
Kosacoff le aclaró que la organización no integra el mencionado comité académico, más allá de la participación individual de esos dos economistas en su carácter de profesores de la UBA.
En ese instante, al parecer, terminó la conversación; ambos se sintieron satisfechos: Kosacoff, porque sintió que había preservado los intereses de la Cepal y Moreno, porque había transmitido el mensaje atemorizador que pretendía dar.
Kirchner, por la revancha
Kosacoff está muy cerca de retirarse a la vida académica en una universidad y su sucesor podría ser Martín Abeles.
Abeles manejó el área de Política Económica del Ministerio de Economía, encargada de supervisar los datos del Indec hasta la llegada de Moreno. Fue funcionario en las gestiones de Felisa Miceli, Miguel Peirano, Martín Lousteau y Carlos Fernández.
Nunca, ni en esos casi cuatro años en la función pública ni después, criticó la intervención encubierta en el Indec. Ya logró pasar de ser asesor de la Cepal a coordinar un proyecto; su próximo destino podría ser el liderazgo de una organización que, hasta ahora, tiene bastante prestigio académico.
Así, los Kirchner buscan revancha tras fracasar en su intento de colocar como jefe internacional de la Cepal a Carlos "Chacho" Alvarez, en lugar del ex ministro José Luis Machinea. En aquel momento, las Naciones Unidas no le concedieron ese deseo. Ahora podría ser.
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