Segunda opinión
ACTUALIDAD
POLÍTICA: “CUMPLIR LA
LEY” RESPETANDO LA LIBERTAD DE PRENSA
Esta
mañana pudo oírse en una radio capitalina un extenso reportaje
al actual
presidente de la AGFSCA
(Autoridad
Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual), que es el
organismo que
reemplaza, luego de la sanción de la ley 26.522, al anterior
COMFER (Comité
Federal de Radiodifusión) que provenía de los tiempos del
gobierno militar de
Agustín Lanusse, sin objeción de fondo alguna.
En
este reportaje, el Sr. Martín Sabatella (de él se trata) hizo
una encendida
defensa de la actuación del organismo (y del Poder Ejecutivo en
general) en el
famoso asunto del 7 de diciembre, que es la fecha en la que se
vence la medida
cautelar solicitada por el grupo de multimedios que comprende al
diario Clarín
(grupo Clarín).
Esencialmente,
lo que el Sr. Sabatella vino a decir es que el grupo Clarín está
incumpliendo
la ley y que a partir
del vencimiento de
la medida cautelar dictada, el gobierno queda liberado para
“concursar” las frecuencias
que están en infracción según lo dispuesto en el artículo 161 de
la ley. En
otras palabras, vencido ese plazo, el demandante pierde su
derecho a no
innovar, el plazo de un año otorgado para “desinvertir” se
considera vencido, y
si no hay un proyecto presentado y adecuado (no se sabe cuáles
serían las
condiciones), el Poder Ejecutivo dispondrá de la libertad de
otorgar las
frecuencias a otros concesionarios de inmediato.
Está
claro que acá no se trata de defender a un grupo de medios
evidentemente
poderoso y que seguramente cuenta con el mejor asesoramiento
legal del país,
sino más bien de señalar la confusión que producen las
afirmaciones del
funcionario.
La
insistencia en el hecho de que el grupo incumple la ley fue
manifiesta. Casi
agobiante. Incluso superpuesta con las preguntas del
entrevistador y con
señalamientos realmente obvios como por ejemplo ¿a Ud no le
parece raro que no
se cumpla la ley y nadie diga nada? (la cita no es textual, pero
era la idea
bien clara)
Sabatella
expresó también que los demás grupos periodísticos (que estimó
en 20 o 25) que
también están excedidos con relación a lo que dispone la ley,
han presentado o
están por hacerlo antes del 7 de diciembre, los correspondientes
proyectos para
“desinvertir” y adecuarse a la nueva normativa. Y que si no lo
hacen seguirán
la misma suerte que amenaza correr el grupo señalado.
Hecha
esta breve reseña, parece fundamental dejar bien claro lo que en
realidad está
ocurriendo.
Para
empezar, la cuestión de cumplir la ley ha sido una muletilla que
vio la luz de
la mano de los discursos de la presidenta Cristina Fernández
pero que no
resiste el menor análisis. Y por varias razones.
En
primer lugar porque la medida cautelar solicitada por el
multimedios es un acto
perfectamente legal y que sólo vence el famoso “7D”, y no antes.
En segundo
lugar porque tal medida está referida únicamente al grupo, y no
a los demás
multimedios que no están actualmente encuadrados en la nueva
ley; lo cual hace
que la cuestión sea justamente al revés: el único grupo que está
cumpliendo la
ley es el de Clarín, dado que los demás, al no haber presentado
amparos,
deberían haber concluido su proceso de desinversión hace dos
años, puesto que el
plazo era de uno y ya van tres.
Para
seguir con el análisis, una medida cautelar o de no innovar
significa detener
el tiempo. Es decir que implica que los plazos legales se
interrumpen si existieren.
Y por lo tanto el plazo de un año señalado (y que es el meollo
de todo este
entuerto y la razón del pedido de inconstitucionalidad) aún no
ha transcurrido.
El
gobierno nacional pretende desconocer este punto, y en todo caso
dará lugar a
nuevas controversias y enfrentamientos. Pero no puede desconocer
el primer
punto señalado. Es decir, no puede desconocer que no es cierto
que el grupo
Clarín está cumpliendo la ley y que son los otros los que no lo
hacen ni lo han
hecho.
La
verdad de toda esta penosa situación la conoce toda la sociedad.
Existe un
enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el multimedios. Un
enfrentamiento
entre quienes eran amigos y almorzaban juntos en Olivos y hoy no
lo hacen más.
Un enfrentamiento entre quienes lograron de la pluma del finado
ex presidente
Kirchner la aprobación para fusionar Cablevisión y Multicanal (y
hoy son
acusados de monopólicos) y
la verdadera
inquina de la señora de Kirchner.
Quienquiera
podrá discutir si es correcto, conveniente, democrático o lo que
sea que un
multimedios se haya convertido en algo tan poderoso. Pero en
términos legales y
hasta constitucionales quitarle a alguien derechos adquiridos
es, sin demasiada
necesidad de análisis, un claro abuso. Y esto es lo que está por
ocurrir.
Es
bueno recordar que el diario Clarín se hizo fuerte a partir de
fines de los 40
ante el cono de sombra que recayó sobre el diario La Prensa,
clausurado y
confiscado por el régimen de Juan Perón en 1951. Hasta entonces
era ese diario
el que llevaba largamente la delantera en materia de avisos de
todo tipo; hasta
que la visión antidemocrática que tenía el entonces presidente y
muchos de sus
adláteres, terminó por destruirlo con el argumento de que la
línea editorial
del diario era contraria a los intereses del pueblo. Algo
parecido a lo que
sostienen hoy “intelectuales” cercanos al poder, como Ernesto
Laclau, que habla
de la necesidad de reformular las instituciones aboliendo
prácticamente la
división de poderes, porque aquellas se fundamentan en el
conservadurismo y
vienen de tiempos pretéritos plagados de “neoliberalismo”. Sin
abusar de la
cita, es curioso que este señor viva en Londres y hasta tenga la
nacionalidad
del reino que tiene una larga deuda territorial con la Argentina
y venga a dar lecciones
aquí de lo que hay que hacer con el conservadurismo para lograr
una suerte de “revolución”.
Pues
bien, entre las “instituciones” que son funcionales a los
antepasados, está la
defensa de la libertad de opinar sin excepción de lo que se
quiera.
En
la Argentina no está en juego el grupo Clarín. No está en juego
siquiera el
hecho de ser “poderoso”. Lo que está en juego es quién es el
poderoso. Si es
algún empresario amigo del poder, o algún empresario que ha
dejado de serlo.
HÉCTOR BLAS TRILLO
Buenos Aires, 20
de octubre de 2012
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