Segunda opinión
ACTUALIDAD
ECONÓMICA: DE FRAGATAS
Y FONDOS BUITRE
Leemos
en Infobae: Durante la Asamblea Anual del
FMI y Banco Mundial,
celebrada en
Tokio, la Argentina presentó una declaración final que marca
la posición del
país en el conflicto por la Fragata Libertad, retenida en
Ghana.
De esa
declaración, extraemos el siguiente
párrafo al que intentaremos desmenuzar: "La Argentina está
afrontando un
extraordinario, y a veces ridículo desafío, lidiando con los
acreedores
denominados fondos buitre, que buscan tratamiento privilegiado
a través de los
litigios que presentan baches legales, aún cuando adquirieron
deuda soberana a
centavos de dólar”.
La declaración a
la que nos referimos
abarca diversas cuestiones, pero en lo que se refiere a los
llamados fondos buitre,
formula un pedido expreso de que “se instrumenten medidas que
permitan dar por
tierra con este tipo de amenazas de los fondos buitre”.
Como se sabe, la
fragata Libertad ha sido
embargada y está retenida en un puerto de Ghana. Ello como
consecuencia de las
acciones llevadas adelante por uno de esos fondos, que posee
títulos de la
deuda argentina en default.
No somos
especialistas en derecho
internacional como para poder inmiscuirnos en las cuestiones
jurídicas que
determinaron la medida de la Justicia de ese país africano. Y
obviamente
tampoco conocemos los considerandos del fallo ni mucho menos los
detalles de
emisión de los títulos impagos. Lo que sí sabemos es que cuando alguien se endeuda, si no
paga puede tener
problemas, ya que los acreedores harán lo posible por cobrar lo
que se les
debe.
Los fondos buitre
han sido compradores de
bonos defaulteados con el objetivo preciso de llevar adelante
acciones para
intentar cobrar sin quita, o con la menor quita posible, la
deuda emitida en
este caso por la Argentina. En el párrafo que transcribimos
puede verse que se
argumenta insólitamente que tales bonos fueron adquiridos por
“centavos de
dólar” como si ese hecho por sí mismo fuera un motivo de peso
para negar el
reclamo de cobro. Digámoslo de otra manera: los fondos buitre
han comprado
bonos que nadie quería, lo hicieron por monedas, y ahora vienen
a pedir el
embargo de nuestra fragata Libertad y la justicia de Ghana se lo
concede.
La verdad es que
no sabemos a cuánto
adquirieron esos bonos. Sí podemos colegir que se trata de
valores ridículos, pero
no sabemos si han sido “centavos” o tal vez unos pocos dólares.
Lo que spodemos decir es que el hecho de colocar esa expresión
(“centavos”) pretende
resaltar el poco valor pagado, para dar una mayor idea de
“injusticia”. Ello
con independencia de que sea verdad o no.
Debemos recordar
que la Nación Argentina
decidió dejar de pagar la deuda de la mano del ex presidente
Adolfo Rodríguez
Saa, en medio de vítores y hurras de todos los representantes
del Congreso
Nacional, que verdaderamente ovacionaron el “pagadiós” como si
se tratara de
una medida saludable y positiva, y no de una verdadera
calamidad, como es la de
no respetar las obligaciones contraídas.
Otros países de la
región, con problemas
similares al nuestro, como el caso de Brasil o el mismo Uruguay,
prefirieron
refinanciar sus pasivos y no caer en una cesación de pagos que
siempre habrá de
traer dolorosas consecuencias.
Muchas veces el ex
presidente Kirchner se
refirió a la quita que se hizo de la deuda externa como un
verdadero “logro” de
su gestión, y no como una afrenta a la credibilidad del país.
Porque
no honrar las obligaciones contraídas es un daño
inconmensurable, aunque éste
sea negado para consumo interno.
El arreglo con los
acreedores que entraron
al default se produjo en el año 2005 y hay que recordar que por
ley se dispuso
que luego de tal acuerdo el resto de los acreedores simplemente
jamás iban a
cobrar sus acreencias. A tal punto que el monto de esa deuda fue
dejado de considerar como pasivo. Posteriormente, y
fieles a esa tradición argentina de violar las propias leyes, en
el año 2010 se
abrió la posibilidad de ingreso al canje de deuda de quienes en
la primera
oportunidad no habían aceptado la propuesta. Esa posibilidad
estuvo
vigente por un año, y luego volvió a cerrarse el camino. De tal
modo,
aproximadamente el 7% del
valor de las
acreencias originales quedó sin aceptar el canje. Si de acuerdo a las
emisiones originales ese
porcentaje representa unos 8.000 millones de dólares, con los
intereses caídos
durante todos los años transcurridos desde 2002 hasta ahora, muy
probablemente
la cifra alcance al doble de ese valor.
¿Qué tenía pensado
hacer la Argentina con
semejante deuda impaga? Nada. Es
decir,
al igual que en 2005, cuando el monto de las acreencias que no
habían aceptado
el canje era mucho mayor, nuestro país resolvió que aquellos que
no aceptaran la
nueva propuesta, quedaban fuera de toda posibilidad de reclamar.
Obviamente que el
hecho de que nuestro
gobierno decida que las cosas son así, no significa que lo sean.
Ello además de
que el cambio de opinión respecto del “cerrojo” (así se llamó a
la ley de
cierre de posibilidades de canje del año 2005) constituye un
claro cambio de
opinión que nadie puede seriamente afirmar que no vaya a
repetirse.
Pero más allá de
todo esto está muy claro
que los títulos impagos existen, están en poder de alguien y que
ese alguien
pretenda cobrarlos es algo absolutamente lógico. Y la verdad es
que pretender
dar soporte técnico al
rechazo de tal
reclamo afirmando que “los compraron por centavos” es
francamente ridículo.
La Argentina hace
más de 10 años que no
tiene acceso al mercado de crédito internacional, y todo el
mundo habrá leído
más de una vez noticias sobre presentaciones hechas en Nueva
York ante el juez
Griesa intentando embargar cuentas, giros y otras operaciones
financieras por
parte de los acreedores, buitres o no.
También existe el
reclamo insistente de
parte del llamado Club de París para cobrar una deuda del orden
de los 7.000
millones de dólares que siguen impagos pese a que la señora
presidenta afirmó
públicamente que cancelaría esa obligación al contado hace de
esto algunos
años.
Se sabe que los
movimientos financieros del
país deben hacerse con sumo cuidado para evitar que los estudios
de abogados que
están al acecho terminen logrando lo que ahora lograron en
Ghana: el embargo de
bienes argentinos.
Incluso no faltan
quienes opinan que una
empresa como Aerolíneas Argentinas sigue perteneciendo
formalmente al grupo
español Marsans para evitar posibles embargos de las aeronaves.
Es decir que la
cuestión legal de esa compañía no se ha resuelto no por demoras
burocráticas o
legales, sino más bien para evitar consecuencias.
Sabemos que
expresar esto no resulta “popular”
en esta Argentina de la anomia. Pero es preciso que alguien lo
diga. Porque la
repetición de que los acreedores son buitres, son injustos, son
perversos y
cosas por el estilo se ha convertido en una muletilla que
pretende tapar la
realidad. La Argentina debe refinanciar, negociar y acordar con
los acreedores,
porque éstos tarde o temprano tendrán éxito en su reclamo. Y no
importa que nos
guste o no.
El ministro
Lorenzino se ha referido al “vacío
legal de la arquitectura financiera internacional” para intentar
encontrar un
camino que explique el no pago y hasta lo justifique.
¿Cuál sería el
“vacío legal”? No lo
sabemos. Lo que sabemos
es lo que está a
la vista: la justicia de Ghana ha dispuesto un embargo de una fragata insignia de la
Armada argentina,
basándose en títulos de deuda que con toda seguridad han sido
analizados y
estudiados por expertos para justificar las razones de semejante
medida. La
Argentina debe recurrir a la asistencia jurídica correspondiente
para destrabar
la situación, llegado el caso depositar la fianza que se
reclama, y finalmente
esperar el resultado del juicio, del
mismo modo que ha ocurrido y varias veces con el citado
Juez Griesa, que
ha retenido fondos en no pocas oportunidades y finalmente ha
liberado.
Da la sensación de
que nuestros
funcionarios pretenden llevar al mundo entero el discurso al que
recurren
localmente, sin terminar de aceptar o entender que el mundo se
maneja de otra
manera. De hecho, salir a pedir que se cambien las reglas
argumentando vacíos
legales no parece ser un buen camino, teniendo en cuenta que
nuestro país llevó
adelante dos canjes de deuda en 5 años, con esas mismas reglas
que ahora le
parecen incompletas.
HÉCTOR BLAS TRILLO
Buenos
Aires, 16 de
octubre de 2012
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