Segunda opinión
ACTUALIDAD
ECONÓMICA: LA FALTA DE
INVERSIONES
Si bien mucho
se ha tratado el tema de la
falta de inversiones, parece necesario volver una vez más sobre
lo mismo.
En
los últimos tiempos ha habido demasiados indicios de que la
inversión
extranjera en la Argentina puede no ser bienvenida. Es bastante
sencillo citar
al menos los casos más relevantes.
- La confiscación de las acciones de Repsol en YPF sin
indemnización alguna.
- La prohibición de girar dividendos al Exterior.
- El cepo cambiario.
- Las declaraciones del llamado viceministro de
economía en el sentido de que si el gobierno quiere puede
fundir al empresario Paolo Rocca.
- El cierre de importaciones de insumos básicos para
la producción de los más variados artículos.
- Los controles de precios, de costos, de márgenes de
utilidad y la intromisión directa en las decisiones de
empresas privadas.
- Las actitudes del secretario de comercio y de otros
funcionarios en empresas donde el Estado tiene alguna
participación en virtud de haberse apropiado de los fondos de
las AFJP.
- El ataque consuetudinario a ruralistas desde amplios
sectores del poder político.
- El no reconocimiento de la inflación en los
balances, lo cual da lugar a la aplicación de impuestos a
ganancias que no son tales.
- El cambio permanente de las reglas del juego.
- El no respeto de los contratos de empresas
concesionarias.
- La clara discriminación de empresarios que
manifiestan alguna forma de queja o falta de acuerdo con
actitudes del gobierno.
Sin
duda hay muchos ejemplos más, de manera que la enumeración no es
en absoluto
taxativa, sino tan sólo descriptiva. A
todo ello hay que agregar un par de condimentos, por así
decirlo, de los
últimos días.
Por
un lado la inadmisible decisión del gobernador del Chaco, Jorge
Capitanich, de
abonar una amortización de títulos provinciales emitidos en
dólares con pesos
al cambio “oficial”. El daño producido por semejante acción es
inconmensurable,
además de constituir, casi con toda certeza, una forma de
estafa.
En
efecto, abonar en moneda nacional al cambio “oficial” bonos
emitidos en dólares
y que por lo tanto
debían ser cancelados
en igual moneda constituye una violación del contrato celebrado
al emitir tales
bonos, pero además, a ello se suma el hecho de que no se abona
la deuda al
valor de mercado del dólar, que como se sabe ronda los $ 6,50 en
operaciones
perfectamente legales, como las que se producen en el mercado
conocido como “contado
con liquidación”. En realidad se trata de un verdadero default,
para decirlo en
términos suaves, por el cual los tenedores de tales títulos
perciben
prácticamente un 30% menos del valor que les correspondería
cobrar.
Porque
aún en el caso de que efectivamente el gobierno provincial no
tuviera los
dólares para el pago, el pago en pesos debería haber sido hecho
al valor
corriente de la moneda norteamericana.
A
este dato realmente insólito, se suman las declaraciones del
vicegobernador de
la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, quien ha salido
a apoyar la
decisión del funcionario chaqueño de manera explícita, aunque
luego haya debido
desdecirse. Si bien Mariotto no cumple funciones ejecutivas,
todo el mundo sabe
que tiene gran relevancia por haber sido designado como tal por
la señora
presidenta de la Nación.
Desde
las esferas del oficialismo suele defenderse el llamado modelo
de inclusión
social, cuando está a la vista la desinversión que viene
produciéndose desde
hace prácticamente una década en rubros tales como el
energético. Por su parte,
la evidencia de la falsedad de los índices de costo de vida, han
llegado al
absurdo de mostrar que una persona supera el nivel de indigencia
con un valor
diario de poco más de 6 pesos.
La
no adecuación a la realidad de tales índices produce a su vez
daños
colaterales, ya que títulos públicos emitidos por el gobierno de
Néstor
Kirchner ajustables por CER no han reconocido el rendimiento que
hubiera
correspondido, constituyendo también una forma de default, por
llamarle
suavemente al hecho de que un gobierno de manera consciente está
pagando menos
de lo que debe por un préstamo recibido con un compromiso de
ajuste.
La
presidenta de la Nación, por su parte, ha afirmado en su
reciente exposición en
EEUU, que una inflación del 25% anual provocaría un colapso. Es
sabido, sin
embargo, que la Nación ha debido soportar alícuotas parecidas
incluso
mensualmente en los años 80 y comienzos de los 90. El problema está en que una
afirmación de este
tipo hace que quienes llevan a cabo estudios y elaboran
estadísticas que
muestran otra realidad, terminen considerando poco menos que
temerarias tales
afirmaciones. Una cosa es reconocer el problema y tratar (o no)
de resolverlo,
y otra es negarlo explícitamente como si fuera producto de
extrañas
conspiraciones describirlo.
El
atraso del tipo de cambio oficial (cuya cotización absurdamente,
además, sigue
llamándose “mercado único y libre de cambios”) está claramente
retrasado y la
realidad lo demuestra a las claras.
Las
restricciones a la venta de moneda extranjera están
relacionadas, entre otras
cosas, con el bajo precio al que se venden oficialmente.
Otros
países de la región, como Brasil, Chile, Perú, Colombia o
México, reciben
importantes aportes de capital, mientras la Argentina se debate
como puede para
tratar de explicar al mundo que si llega asistencia financiera a
empresas como
YPF la inversión será respetada.
La
verdad es que nadie parece dispuesto a correr semejante riesgo.
Y resulta
cuando menos razonable que así sea.
La
falta de inversiones, tanto extranjeras como nacionales, tiene
mucho que ver
con las decisiones políticas que someramente se enumeran en este
comentario. No
hay ningún misterio ni ninguna mano negra en ello. Una vez más
conviene
recordar aquello de que en
economía puede
hacerse cualquier cosa menos evitar las consecuencias.
HÉCTOR BLAS TRILLO
Buenos Aires, 13 de
octubre de 2012
No hay comentarios.:
Publicar un comentario