El Ágora
“A las personas
que se manifestaron "les
preocupa
más lo que pasa en Miami que lo que pasa en San Juan".
Juan
Manuel Abal Medina (Jefe de Gabinete)
Nos preguntábamos anoche, cuando ya
el cacerolazo se había
iniciado y llegaban las imágenes únicamente a través del canal
de noticias TN,
cuál sería la reacción del gobierno ante el tamaño que estaba
tomando la
protesta. Precisamente la pregunta tenía una razón de ser, por
varias razones.
La primera de ellas fue,
precisamente, la evidencia de que de
todos los canales que llegan a nuestra casa vía Cablevisión, el
único que
mostraba lo que estaba ocurriendo es el mencionado (que como se
sabe pertenece
al grupo Clarín).
Para los directores de los canales
América, 26, Crónica,
C5N y los canales de aire,
incluyendo el canal oficial, seguían con una programación que
suponemos estaba
establecida con anterioridad. Para ellos no era noticia lo que
estaba
ocurriendo.
En un momento determinado, la
presidenta de la Nación inició
un discurso en una planta de la provincia de San Juan. Entonces
los canales de
noticias mencionados comenzaron a transmitirlo. Esto parecía más
o menos
razonable, porque se trata de la presidenta y su discurso
reviste siempre
interés informativo.
Pero, y ésta es una segunda razón de
nuestra pregunta
inicial, nos resultó curioso que la señora justamente comenzara
a hablar en
tales momentos. Inicialmente descartamos cualquier
intencionalidad, pero luego,
cuando la señora hizo una referencia a que no la iban a “poner
nerviosa”, no
pudimos menos que asociar esas palabras con lo que estaba
ocurriendo en
prácticamente todo el país.
Pasadas largamente las 20 hs,
revisamos nuevamente la grilla
y vimos que ya en algunos de los medios citados se transmitían
algunas imágenes
del evidentemente multitudinario cacerolazo.
Por lo que pudimos averiguar, mucha
gente se enteraba de lo
que estaba pasando de varias maneras: algunos por lo que decían
las
emisoras de radio, otros
porque en su
barrio había también cacerolazos, y otros porque tenían las
expectativa de lo
que pudiera ocurrir con la convocatoria y encendían la tele para
ver qué
pasaba.
Así, lo que ocurrió es que el canal
TN llegó tocar los 10
puntos de rating, algo totalmente superlativo para un canal de
cable que, aún
siendo el más visto, no pasa los 2 puntos. Y así, también llegó
la hora de que
los otros canales se vieran prácticamente en la obligación de
decir algo.
Hablamos especialmente, aunque no únicamente, de los canales de
noticias. No
tenemos en nuestro hogar TN 23 y por lo tanto no nos referimos a
ese medio.
A
nuestra nocturna inquietud, se sumó la forma en que ciertos
medios gráficos y
de otra índole trataron esta mañana el tema.
Es
evidente que del lado
del gobierno hubo
desconcierto. No hubo inicialmente una “bajada de línea”
respecto de la
defensa a esgrimir. Los
canales y los
diarios oficialistas actuaron, al parecer, por sí mismos. Los
primeros tratando
de negar la existencia de la noticia, hasta que la realidad les
pasó por arriba
y tuvieron que mostrarla. Recortada, argumentada, opinada, lo
que fuera, pero
tuvieron que hacerlo. Diarios como Página 12, para citar uno, se
ocuparon del
asunto en, justamente, su página 12.
¿Éste
es el periodismo que nos proponen los “intelectuales” y los
políticos
oficialistas? ¿Para esto toda la alharaca de la “ley de medios”?
Pero bueno,
volvamos al punto.
Como decíamos, nuestra inquietud
estaba más bien referida a
la respuesta oficial, y por eso también fue un poco nuestra
búsqueda por el
éter, si se nos permite la antigualla.
Finalmente, salió a hablar el
benemérito Sr. Jefe de
Gabinete, que con sus comentarios facciosos y clasistas dejó
bien en claro de
qué se trata. González había dado en el clavo. La defensa
pasaría por
argumentar que la protesta fue de la clase media y media alta
que quiere viajar
a Miami. Ponernos a detallar las objeciones de este argumento
canallesco nos
excede. Entendemos además que no vale la pena.
Sí es bueno recordar que argumentos
similares se usaron
cuando fue del problema de la 125. Y también, que éstos
argumentos usaba
Roberto Lavagna cuando se le decía que el dólar estaba demasiado
alto y
contestaba no con una explicación técnica, sino intentando
descalificar a los
interesados con el argumento de que pretendían “viajar a Miami”.
Como si a la
gente que viaja habitualmente o no esa ciudad de los EEUU, le
fuera definitorio
el valor del billete verde, y omitiendo decir que un dólar
“recontraalto”
encarece las importaciones de tecnología y nos deja poco a poco
fuera del
mundo, como efectivamente ocurrió durante años. Ahora el dólar
está barato, y
por eso el cepo.
La penosa reacción de un gobierno
evidentemente desorientado,
resulta cuando menos llamativa. El mismo error se cometió cuando
la crisis del
campo, donde se acusaba a los productores de oligarcas,
golpistas, primates y
otras lindezas. Al tiempo que el finado Néstor Kirchner nos
hablaba de los “piquetes
de la abundancia”, es decir, de los que si van a manifestarse
“se visten”
distinto.
La cuestión clasista y facciosa se
torna evidente. El
cacerolazo de anoche fue un cacerolazo que se dio en todo el
país. Incluso en
ciudades del conurbano tan diversas como Lomas de Zamora o Ramos
Mejía. En
varios puntos de la ciudad de Buenos Aires, como Acoyte y
Rivadavia, se juntó
gran cantidad de gente, y también en diversos barrios de la zona
sur, como
Parque de los Patricios.
Esto nos resulta penoso. Y no lo
decimos con ironía ni para
molestar a nadie. Porque no asumir la realidad conlleva siempre
un mecanismo de
negación que de ser tal, coloca a los opinantes en la condición
de alienados o
casi. Y si se trata de un “discurso” armado para contrarrestar
los efectos, es
decir, si se trata de un argumento para la tribuna, peor. Porque
entonces
estamos hablando de una mentira elaborada adrede.
Y no vamos a extendernos más.
Estamos ante una realidad. La
gente se cansó de los malos tratos, de la inseguridad, de los
controles
cambiarios, de los aprietes y de los discursos en cadena. Y
encontró la
oportunidad de manifestarse. Y eso es inútil negarlo. Es torpe
pretender
ocultarlo como pretendieron los medios citados. Es inútil darle
una
interpretación que ni de lejos se acerca a la verdad. Baste
decir que no
solamente hubo cacerolas en los barrios y ciudades de todo tipo
y color, sino
que además se veía a mucha gente mayor, evidentemente jubilada y
cuya situación
económica no hace falta ir a consultarla. Ciudades como Rosario,
Córdoba y la
propia Buenos Aires votaron por el oficialismo en octubre de
2011. Esto también
hay que recordarlo.
Si la señora y su círculo íntimo
tomaron nota de lo ocurrido
o no, no lo sabemos. Sabemos que la bajada de línea fue hablar
otra vez de algo
parecido a los “piquetes de la abundacia”. Miles y miles de
personas con
pancartas que todos veíamos en
la
televisión, y que mostraban una enorme cantidad de reclamos,
son, para el
ministro citado, gentes que tienen más interés en lo que pasa en
Miami. Una
burda mentira y una torpe descalificación de parte de un señor
que por lo que
sabemos no vive precisamente en un barrio pobre.
Nunca consideramos a este gobierno
demasiado democrático,
porque si lo fuera no mantendría ni pondría en funciones a
personajes como
Moreno o Kicillof, por citar a los más cuestionados. Pero sí pensamos que
acusaría el baldazo
recibido. Todavía lo pensamos.
Abal Medina fue el que dijo en el
Congreso Nacional que
había que “cortarla” con el asunto de que
el INDEC está intervenido o que miente en sus índices. Su
explicación a los
reclamos y cuestionamientos de los legisladores fue esa. Su
argumentación, ante
una manifestación claramente masiva, es ahora que se trata de
algo así como una
tilinguería, propia de gente acomodada que no tiene otra cosa
que hacer y que
reacciona porque le aprietan el cinturón. Como si, por otra
parte, la gente
acomodada no tuviera derecho a protestar por nada, llegado el
caso.
Insultar y seguir insultando o
agraviando a la gente parece
ser el único sino. No hay otro.
Las cacerolas se quedan en Buenos
Aires, y los que tienen
dinero pueden viajar a Miami igual.
Entre ellos muchos funcionarios y
políticos. Entre ellos, por
supuesto el ministro.
El oficialismo parece que no ha
aprendido. No ha sabido
capitalizar lo ocurrido con la 125. No termina de resolver el
conflicto que
tiene entre la pretensión de vivir bien y enriquecerse, en la
mayoría de los
casos de manera dudosa, al tiempo que critica justamente a “los
ricos” y los
usa como bandera de crítica, englobando junto a ellos a muchos
miles que nada
tienen que ver, ni con los políticos, ni con la riqueza, ni con
el
enriquecimiento acelerado que hemos visto en no pocos de ellos.
HÉCTOR BLAS TRILLO
Buenos
Aires, 14 de setiembre
de 2012
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