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lunes, 20 de junio de 2016

UNA RESISTENCIA DE PACOTILLA 13/1/16

El Ágora
UNA RESISTENCIA DE PACOTILLA
Hablamos en términos económicos: no hay resistencia que valga. Hay que afrontar la realidad y pagar la “fiesta”.

¿Qué duda cabe? Aún antes de iniciarse el nuevo gobierno elegido por el pueblo en la segunda vuelta del 22 de noviembre, comenzó la llamada “resistencia” del kirchnerismo “duro” que pretende, repitiendo viejas consignas de las eternas cadenas nacionales de Cristina Fernández, no perder los “logros” alcanzados. El “empoderamiento” y lo que se supone habrán de ser las ventajas de la “década ganada”.
El ataque al macrismo, generó algunos temores entre la población dada la belicosidad de ciertos “referentes” claramente fascistas que parecían (y todavía parecen) encabezar las huestes de esa “resistencia”.
Claro, poco a poco la cuestión va diluyéndose ante la realidad. Pero a eso nos referiremos luego.
El gobierno kirchnerista dejó una economía desquiciada, con una inflación galopante, con cepo cambiario, con una increíble penetración del narcotráfico, con un blanqueo de capitales para “salvarse” a sí mismo obteniendo algunas migajas.
Muchas veces nos hemos referido al desastre económico como para tener que volver a repetirlo ahora. Caída dramática en el comercio exterior, trabas de todo tipo, deudas, default, incumplimiento del fallo de la Corte Suprema estadounidense, etc.
Pero además, casi la mitad de la población recibiendo alguna forma de subsidio de manera directa.
Este último aspecto es tal vez el más deplorable: luego de 12 años de gobierno el kirchnerismo no desarrolló una capacidad de generar empleo con inversiones genuinas de manera que la población tuviera trabajo digno y se ganara el sustento “con el sudor de su frente”. Ello pese a la benevolencia de los precios de las “commodities” (oleaginosas, granos, petróleo, etc) que durante años permitieron un ingreso de divisas que ha sido el más elevado de la historia del país.
En fin, no vamos a abusar del recuento que damos de sobra por conocido.
La inflación, la presión tributaria, las enormes limitaciones para comerciar, las leyes de abastecimiento, los controles de precios, el ya mencionado cepo cambiario y un montón de etcéteras quedaron como herencia de un desgobierno absolutamente incomprensible.
Y dentro de esa incomprensión, posiblemente la más patética fue la de dejar “colgado” el tema de los “holdouts”, es decir, los fondos “buitre”, que tantos dolores de cabeza nos han dado y siguen dándonos.
Ahora, con el nuevo gobierno, se ha iniciado una nueva etapa que veremos cómo sigue. Porque tampoco se trata de dar cheques en blanco. Pero lo cierto es que rápidamente algunas cosas se han corregido, entre ellas la liberación del “cepo” que pasó sin pena ni gloria pero abrió la economía a los recursos, o la eliminación de las DJAIS (los pedidos de permiso para importar) que liberó energías de centenares de empresarios que (nos consta) se pasaban buena parte de su tiempo “gestionando” tales permisos para poder contar con los insumos necesarios para sus fábricas.
Los grupos de “resistencia” más duros del kirchnerismo presentan una realidad francamente absurda. Desde la comparación de Macri con Hitler hasta las acusaciones de antidemocrático por el despido del locutor Víctor Hugo Morales de una radio privada en el cual claramente el gobierno no tiene arte ni parte.
“Marchas” con micros que ya nadie paga y por lo tanto son cada vez más reducidas. Radios y diarios que libaban de la “pauta” oficial porque jamás contaron con “pauta” propia dada su baja audiencia que terminan no pagando los salarios de sus empleados. Provincias fundidas, como Santa Cruz o la propia Buenos Aires. “Contratistas” amigos de los Kirchner como el denunciado Lázaro Báez que entra en mora también en el pago de salarios. Y así siguiendo.
El actual gobierno ha debido salir a depurar la inmensa cantidad de empleados designados en el Estado en los últimos meses del régimen anterior. Cualquiera puede revisar en la web los boletines oficiales y ver la cantidad de páginas que todos los días se cubrían de nombramientos de última hora de “militantes” camporistas y parientes o amigos.
Un engranaje patético que incluyó que en muchas reparticiones públicas se robaran hasta  las macetas.
Como tantísimas veces se ha dicho: en economía puede hacerse cualquier cosa, lo que no es posible es evitar las consecuencias.
Y las consecuencias están a la vista. Se acabó la plata. Se acabó la fiesta.
Y  la verdad es que muchos de los que el nuevo gobierno saca del ruedo del empleo público se corresponden con estos “militantes” a los que nos referimos Seguramente habrá injusticias y habrá que ir con mucho cuidado, pero ciertas cosas son obvias. Demasiado obvias.
Las páginas y páginas de nombramientos están ahí, a la vista de todo el mundo, a un solo clic de Google.
Ahora se inició la negociación con los “holdouts”, capítulo que adrede dejó abierto Cristina Fernández luego de que en 2014 hubiera estado a punto de ser cerrado. La deuda actual debe estar cerca de los 10.000 millones de dólares. Otro espectacular peludo de regalo, como el de Repsol o el del Club de París.  Peludo que además hace que no tengamos financiamiento o debamos pagar tasas de 10 puntos o más en dólares  mientras nuestros vecinos transandinos obtienen créditos al 2%.
El actual gobierno no está actualmente en condiciones de parar la emisión de moneda, porque no tiene todavía fuentes genuinas de financiamiento y la reducción del gasto es un proceso largo y sumamente complejo. Algunas cosas se habían hecho en el gobierno anterior, como por ejemplo ajustar las tarifas de gas hogareñas para ciertos consumos. Pero es apenas un grano de arena.
Son varias las provincias y los municipios que directamente están desfinanciados y necesitan fondos no ya para obras, sino para pagar los sueldos.
El rebrote inflacionario del último mes del año tuvo que ver, como siempre, con el consumo extra por las Fiestas, el pago de los aguinaldos y, obviamente, el fin del “cepo” cambiario, que produjo un incremento adicional que a nuestro entender lentamente irá ajustándose a la baja porque el mercado no puede convalidar ciertos precios.
El nuevo gobierno está atacando en materia económica los temas más álgidos. La  supresión de los impuestos a la exportación (excepto a la soja, que sólo sufrió una reducción de 5 puntos), la eliminación de cupos, topes y pisos en general y la ya nombrada eliminación de los permisos de importación van claramente en la dirección correcta. También  va en la buena dirección terminar de arreglar el asunto de los fondos “buitre” cumpliendo como corresponde con el fallo de la justicia neoyorkina. El sólo hecho de sentarse a negociar distiende la situación y es probable que en poco tiempo sea posible conseguir alguna forma de financiamiento a tasas un poco más razonables. Es posible dentro de este encuadre que las reducciones de impuestos que se han aplicado a las exportaciones no afecten los recursos en la medida en que el incremento de las ventas al exterior compense vía impuestos a las ganancias u otros, las mermas sufridas.
No hemos visto un plan integral. Sólo estamos viendo medidas en la dirección correcta. Pensamos que sería bueno elaborar un plan que incluya todos los aspectos de la economía, quizá no con tanto grado de detalle, pero sí con pautas realistas que vayan más allá de simples anuncios como los que hiciera hace pocas horas el ministro Prat Gay.
Lo que sí es cierto es que la “resistencia” de los sectores duros del kirchnerismo está entrando rápidamente en el plano del ridículo.  Porque mientras la inflación está desacelerándose y la gente siente la sensación de que estamos volviendo a  ser un país normal, estos sectores pretenden “resistir” prebendas y dádivas sin explicar jamás de dónde habrían de salir los recursos para sostenerlas, sin ir más lejos.
Porque la realidad contante y sonante es que los últimos meses del gobierno de Cristina Fernández estuvieron marcados por la búsqueda desesperada de fondos tanto internos como externos (acuerdos –swaps-  con China, emisión de Bonar, postergación  de pagos de importaciones, obligación a las entidades financieras de vender al Banco Central tenencias de dólares, etc etc)
El “cepo” fue una de las decisiones económicas más funestas. La otra fue el incumplimiento del fallo del juez Griesa. Ambas cosas sin ir más allá nos dejaron sin financiamiento, sin ingresos de divisas, con una caída dramática del comercio exterior y con grandes dificultades para sostener el empleo (dada por ejemplo la falta de insumos importados e incluso el problema económico que está sufriendo Brasil). El resto de las medidas como la prohibición de importar o exportar, las trabas a las empresas, el dispendioso accionar de la ex presidenta que en cada “cadena nacional” anunciaba nuevos “planes” y el dictado de leyes contrarias a la Constitución y a la libertad de las personas físicas y jurídicas, completaron el cuadro desolador del que al parecer el actual gobierno está tratando de salir.
Sin dar un cheque en blanco a nadie, consideramos que es buena la orientación y esto podrá verse o no en los próximos meses. Hace falta una buena muñeca política, porque es mucho lo que está en juego. Especialmente en las negociaciones paritarias, y también en la búsqueda de consensos políticos y hasta económicos.
Siempre es bueno, sin embargo, tomar en cuenta la tendencia. Y como decimos en nuestro modo de ver, con las limitaciones mencionadas, hasta ahora la tendencia parece buena.




Buenos Aires, 13 de enero de 2016                                            HÉCTOR BLAS TRILLO

                                                                                        


 

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