El Ágora
UNA RESISTENCIA DE PACOTILLA
Hablamos en términos
económicos: no hay resistencia que valga. Hay que afrontar la realidad y pagar
la “fiesta”.
¿Qué
duda cabe? Aún antes de iniciarse el nuevo gobierno elegido por el pueblo en la
segunda vuelta del 22 de noviembre, comenzó la llamada “resistencia” del
kirchnerismo “duro” que pretende, repitiendo viejas consignas de las eternas
cadenas nacionales de Cristina Fernández, no perder los “logros” alcanzados. El
“empoderamiento” y lo que se supone habrán de ser las ventajas de la “década
ganada”.
El
ataque al macrismo, generó algunos temores entre la población dada la
belicosidad de ciertos “referentes” claramente fascistas que parecían (y
todavía parecen) encabezar las huestes de esa “resistencia”.
Claro,
poco a poco la cuestión va diluyéndose ante la realidad. Pero a eso nos
referiremos luego.
El
gobierno kirchnerista dejó una economía desquiciada, con una inflación
galopante, con cepo cambiario, con una increíble penetración del narcotráfico,
con un blanqueo de capitales para “salvarse” a sí mismo obteniendo algunas
migajas.
Muchas
veces nos hemos referido al desastre económico como para tener que volver a
repetirlo ahora. Caída dramática en el comercio exterior, trabas de todo tipo,
deudas, default, incumplimiento del fallo de la Corte Suprema estadounidense,
etc.
Pero
además, casi la mitad de la población recibiendo alguna forma de subsidio de
manera directa.
Este
último aspecto es tal vez el más deplorable: luego de 12 años de gobierno el
kirchnerismo no desarrolló una capacidad de generar empleo con inversiones
genuinas de manera que la población tuviera trabajo digno y se ganara el
sustento “con el sudor de su frente”. Ello pese a la benevolencia de los
precios de las “commodities” (oleaginosas, granos, petróleo, etc) que durante
años permitieron un ingreso de divisas que ha sido el más elevado de la
historia del país.
En
fin, no vamos a abusar del recuento que damos de sobra por conocido.
La
inflación, la presión tributaria, las enormes limitaciones para comerciar, las
leyes de abastecimiento, los controles de precios, el ya mencionado cepo
cambiario y un montón de etcéteras quedaron como herencia de un desgobierno
absolutamente incomprensible.
Y
dentro de esa incomprensión, posiblemente la más patética fue la de dejar
“colgado” el tema de los “holdouts”, es decir, los fondos “buitre”, que tantos
dolores de cabeza nos han dado y siguen dándonos.
Ahora,
con el nuevo gobierno, se ha iniciado una nueva etapa que veremos cómo sigue.
Porque tampoco se trata de dar cheques en blanco. Pero lo cierto es que
rápidamente algunas cosas se han corregido, entre ellas la liberación del
“cepo” que pasó sin pena ni gloria pero abrió la economía a los recursos, o la
eliminación de las DJAIS (los pedidos de permiso para importar) que liberó
energías de centenares de empresarios que (nos consta) se pasaban buena parte
de su tiempo “gestionando” tales permisos para poder contar con los insumos
necesarios para sus fábricas.
Los
grupos de “resistencia” más duros del kirchnerismo presentan una realidad
francamente absurda. Desde la comparación de Macri con Hitler hasta las
acusaciones de antidemocrático por el despido del locutor Víctor Hugo Morales
de una radio privada en el cual claramente el gobierno no tiene arte ni parte.
“Marchas”
con micros que ya nadie paga y por lo tanto son cada vez más reducidas. Radios
y diarios que libaban de la “pauta” oficial porque jamás contaron con “pauta”
propia dada su baja audiencia que terminan no pagando los salarios de sus
empleados. Provincias fundidas, como Santa Cruz o la propia Buenos Aires.
“Contratistas” amigos de los Kirchner como el denunciado Lázaro Báez que entra
en mora también en el pago de salarios. Y así siguiendo.
El
actual gobierno ha debido salir a depurar la inmensa cantidad de empleados
designados en el Estado en los últimos meses del régimen anterior. Cualquiera
puede revisar en la web los boletines oficiales y ver la cantidad de páginas
que todos los días se cubrían de nombramientos de última hora de “militantes”
camporistas y parientes o amigos.
Un
engranaje patético que incluyó que en muchas reparticiones públicas se robaran
hasta las macetas.
Como
tantísimas veces se ha dicho: en economía puede hacerse cualquier cosa, lo que
no es posible es evitar las consecuencias.
Y
las consecuencias están a la vista. Se acabó la plata. Se acabó la fiesta.
Y la verdad es que muchos de los que el nuevo
gobierno saca del ruedo del empleo público se corresponden con estos
“militantes” a los que nos referimos Seguramente habrá injusticias y habrá que
ir con mucho cuidado, pero ciertas cosas son obvias. Demasiado obvias.
Las
páginas y páginas de nombramientos están ahí, a la vista de todo el mundo, a un
solo clic de Google.
Ahora
se inició la negociación con los “holdouts”, capítulo que adrede dejó abierto
Cristina Fernández luego de que en 2014 hubiera estado a punto de ser cerrado.
La deuda actual debe estar cerca de los 10.000 millones de dólares. Otro
espectacular peludo de regalo, como el de Repsol o el del Club de París. Peludo que además hace que no tengamos
financiamiento o debamos pagar tasas de 10 puntos o más en dólares mientras nuestros vecinos transandinos
obtienen créditos al 2%.
El
actual gobierno no está actualmente en condiciones de parar la emisión de
moneda, porque no tiene todavía fuentes genuinas de financiamiento y la
reducción del gasto es un proceso largo y sumamente complejo. Algunas cosas se
habían hecho en el gobierno anterior, como por ejemplo ajustar las tarifas de
gas hogareñas para ciertos consumos. Pero es apenas un grano de arena.
Son
varias las provincias y los municipios que directamente están desfinanciados y
necesitan fondos no ya para obras, sino para pagar los sueldos.
El
rebrote inflacionario del último mes del año tuvo que ver, como siempre, con el
consumo extra por las Fiestas, el pago de los aguinaldos y, obviamente, el fin
del “cepo” cambiario, que produjo un incremento adicional que a nuestro
entender lentamente irá ajustándose a la baja porque el mercado no puede
convalidar ciertos precios.
El
nuevo gobierno está atacando en materia económica los temas más álgidos.
La supresión de los impuestos a la
exportación (excepto a la soja, que sólo sufrió una reducción de 5 puntos), la
eliminación de cupos, topes y pisos en general y la ya nombrada eliminación de
los permisos de importación van claramente en la dirección correcta.
También va en la buena dirección
terminar de arreglar el asunto de los fondos “buitre” cumpliendo como
corresponde con el fallo de la justicia neoyorkina. El sólo hecho de sentarse a
negociar distiende la situación y es probable que en poco tiempo sea posible
conseguir alguna forma de financiamiento a tasas un poco más razonables. Es
posible dentro de este encuadre que las reducciones de impuestos que se han
aplicado a las exportaciones no afecten los recursos en la medida en que el
incremento de las ventas al exterior compense vía impuestos a las ganancias u
otros, las mermas sufridas.
No
hemos visto un plan integral. Sólo estamos viendo medidas en la dirección
correcta. Pensamos que sería bueno elaborar un plan que incluya todos los
aspectos de la economía, quizá no con tanto grado de detalle, pero sí con
pautas realistas que vayan más allá de simples anuncios como los que hiciera
hace pocas horas el ministro Prat Gay.
Lo
que sí es cierto es que la “resistencia” de los sectores duros del kirchnerismo
está entrando rápidamente en el plano del ridículo. Porque mientras la inflación está
desacelerándose y la gente siente la sensación de que estamos volviendo a ser un país normal, estos sectores pretenden
“resistir” prebendas y dádivas sin explicar jamás de dónde habrían de salir los
recursos para sostenerlas, sin ir más lejos.
Porque
la realidad contante y sonante es que los últimos meses del gobierno de
Cristina Fernández estuvieron marcados por la búsqueda desesperada de fondos
tanto internos como externos (acuerdos –swaps-
con China, emisión de Bonar, postergación de pagos de importaciones, obligación a las
entidades financieras de vender al Banco Central tenencias de dólares, etc etc)
El
“cepo” fue una de las decisiones económicas más funestas. La otra fue el
incumplimiento del fallo del juez Griesa. Ambas cosas sin ir más allá nos
dejaron sin financiamiento, sin ingresos de divisas, con una caída dramática
del comercio exterior y con grandes dificultades para sostener el empleo (dada
por ejemplo la falta de insumos importados e incluso el problema económico que
está sufriendo Brasil). El resto de las medidas como la prohibición de importar
o exportar, las trabas a las empresas, el dispendioso accionar de la ex
presidenta que en cada “cadena nacional” anunciaba nuevos “planes” y el dictado
de leyes contrarias a la Constitución y a la libertad de las personas físicas y
jurídicas, completaron el cuadro desolador del que al parecer el actual
gobierno está tratando de salir.
Sin
dar un cheque en blanco a nadie, consideramos que es buena la orientación y
esto podrá verse o no en los próximos meses. Hace falta una buena muñeca
política, porque es mucho lo que está en juego. Especialmente en las
negociaciones paritarias, y también en la búsqueda de consensos políticos y
hasta económicos.
Siempre
es bueno, sin embargo, tomar en cuenta la tendencia. Y como decimos en nuestro
modo de ver, con las limitaciones mencionadas, hasta ahora la tendencia parece
buena.
Buenos Aires, 13 de enero de 2016 HÉCTOR
BLAS TRILLO
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