El Ágora
LA GRAN
MENTIRA
"Mirá todo lo que tiene esta mina con
tanta pobreza que hay en la
calle. No se entiende" (Cristian Medina,
cerrajero que abrió la caja de seguridad de Florencia
Kirchner).
La gran mentira
del relato
kirchnerista va saliendo a la luz cada día. El último eslabón
de la infinita
cadena de enriquecimiento cargado de sospechas de ilicitud es
enorme. Y la
cadena de los hechos directamente ilícitos sin duda alguna
también lo es.
Los 4.600.000 de
dólares que la joven
hija de la ex presidenta tenía
guardados en la caja de seguridad del Banco de Galicia,
contrasta de manera
insoportable con la realidad de la pobreza, tal como lo señaló
el cerrajero que
abrió tal caja. El caso de José López llevando 9.000.000 de
dólares a un convento,
el recuento de dinero en La Rosadita en medio de vasos de
whisky carísimo, las
200 estancias de Lázaro Báez, el pasaje a dólares de los
depósitos en pesos de
Cristina Fernández, la patológica connivencia entre Cristóbal
López y la AFIP
de Echegaray con aquellos 8.000 millones de pesos de impuestos
no ingresados al
fisco y destinados a “inversiones”. Los alquileres, la
facturas truchas, las
mansiones, los sobreprecios en la obra pública, la llamada
“ruta del dinero k”
el “éxtasis” del ex presidente muerto ante una simple caja
fuerte; todo,
absolutamente todo configura la gran mentira del aparato
kirchnerista.
Mientras todo el
país debió soportar
durante más de 4 años un aberrante “cepo cambiario” (que la ex
mandataria decía
que no existía), la señora sale a dolarizar sus ahorros en
secreto a las pocas
semanas de que su sucesor en el poder tuvo la valentía
necesaria como para
salir de semejante encrucijada.
Un paréntesis no
menor merece el
hecho de que cuando el anterior gobierno obligaba a la gente a
ahorrar en
pesos, desde la “militancia “ se repetía “esta vez va en
serio, la gente va a
tener que ahorrar en pesos” en una especie de épica
esquizofrénica según la
cual toda la población del país debería ahorrar en la moneda
que quieren los
gobernantes, y no en aquella en la que la gente confía.
Especial y justamente
cuando los propios gobernantes (ahora ex gobernantes)
obviamente tampoco
confiaban en tal moneda.
Ver a los mismos
amigos del poder,
copartícipes del poder y allegados al poder con fajos y más
fajos “termosellados”
de billetes verdes es tal vez la mejor forma de hacerle
entender al pueblo no
fanático la realidad de las cosas.
En medio de todo
esto, el cacerolazo
de hace pocas horas.
Un cacerolazo en
el que se juntó
gente que legítimamente o no protesta por la suba de tarifas,
con militantes y
grupos de izquierda que desprecian a esa misma gente.
Militantes y grupos de
izquierda que colaboraron raudamente con el desastre
energético en el que el
kirchnerismo llevó al país, protestan contra el tarifazo,
mientras la hija de
la líder del “modelo de inclusión y matriz diversificada”
cuenta sus millones
de dólares (no de pesos) en plazos fijos y cajas de seguridad
de su hija.
Los mismos que
apoyaron al régimen
que a partir del año 2006 nos dejó a todos sin
autoabastecimiento energético e
importando fortunas en gas, fuel oil, gas oil, naftas y
electricidad; los
mismos que se cansaron de hablarnos de “soberanía energética”
por la
confiscación de YPF, son los que se desentienden de la
necesidad de tener
importaciones netas de energía por más de 12.000.000.000 de
dólares por año a
partir del año 2007 y como promedio. No vale la pena hacer
cuentas acerca de lo
que podría haberse hecho en el país con esa montaña de plata
pagada al exterior
a lo largo de casi una década. Algunos dicen que la cifra es
bastante menor.
Pues bien, concedamos que es menor, digamos la mitad. 6.000 millones por 9 años
son 54.000
millones. Y esto sigue, porque para volver al
autoabastecimiento hacen falta
inversiones, exploración, explotación. Años. No menos de 6 o 7
con toda la
suerte. Y como decimos inversiones multimillonarias.
Y el cacerolazo
unió a quienes en
anteriores cacerolazos eran los “gorilas” y la “derecha” con
los grupos y
grupúsculos de izquierda que suelen ser más banderas que gente
y la “militancia”
kirchnerista, es decir adicta al régimen que llevó al país a
esta situación.
El cacerolazo,
los cacerolos. Los
odiados que no pisaban el pastito de la Plaza de Mayo,
¿recuerdan? Juntos y
revueltos con los militantes brancatelianos.
Hemos señalado
varias veces nuestro
profundo desacuerdo con la manera en que se hizo el ajuste de
tarifas. Incluso
manifestamos nuestro desacuerdo con el “tope” del 400% que nos
parece una
verdadera locura, ya que permite consumir infinita cantidad de
gas una vez
superado ese límite que no la pagará jamás.
Nuestro querido
país tiene estas
particularidades, porque el esquema del tope del 400% es
exactamente igual a
aquel que en tiempos de Cristina Fernández, en 2013, determinó
que las personas
que entre enero y agosto de ese año ganaban hasta $ 15.000
mensuales, no
tributarían impuesto a las ganancias, aunque al día siguiente
pasaran a ganar
un millón o dos por mes. O lo que fuera. Juntos y revueltos.
El cerrajero sí
que dijo la justa.
Con la pobreza que hay en la calle, “mirá todo lo que tiene
esta mina”. Filosofía
de estaño, se decía en otra época, aludiendo al “estaño” que
cubría la mesa de
la barra de los bares. Filosofía en estado puro.
Y estos mismos
militantes, además,
son los que dicen y repiten y pontifican que este gobierno
gobierna “para los
ricos”, en cambio el kirchnerismo y “esta mina” que de algún
modo lo
representa, dejó la “pobreza que hay en la calle”, pero
gobernó para los
pobres.
Buenos Aires, 15
de julio de 2016
HÉCTOR
BLAS TRILLO
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