Segunda Opinión
LA OPOSICIÓN
JUEGA A FAVOR DE “CAMBIEMOS”
No soy político, no soy sociólogo, no soy
psicólogo, y no tengo a mano
estudios sobre el comportamiento humano. Lo único que tengo
son años, experiencia
y un poco de lo que los argentinos llamamos “calle”.
Es sobre esta
base que voy a decir
lo que voy a decir.
En primer lugar,
diré que contra los
que muchos afirman de mí, no soy macrista ni defensor de este
gobierno a
rajatabla. Mucho menos soy defensor de político alguno, porque
no es una “especie”
que encaje con mis simpatías. Se le miente demasiado a la
gente, se la engaña,
se la envuelve con consignas vacuas y todo lo que ya sabemos.
En
segundo lugar,
considero a la corrupción una lacra a la que ha colaborado
inmensamente la
formación corporativa del Estado, desde hace muchas décadas.
Para infinidad de
cuestiones económicas en la Argentina hay que pasar “filtros”
que siempre
implican pasar un dinero por debajo de la mesa para que
funcionario de turno
ponga el proverbial “gancho”.
En tercer lugar,
siempre he observado
en un parte muy importante de la población una actitud
fascista, xenófoba,
contraria a la libertad que observa desde el vamos la
Constitución Argentina. Desde
el tipo que te pinta el cordón de
amarillo o pone conos para que no estaciones, hasta el
politizado mapuche que
te miente asquerosamente con un testimonio ridículo.
La Argentina es un
país corporativo,
lleno de “quintitas” donde la operatoria de los “sectores” y
las “cámaras” más
los “sindicatos” y demás deudos no buscan lo mejor para el
país, sino que
buscan lo mejor para ellos, unos en contra de los otros.
Porque cuando un grupo
obtiene un favor especial, una quita de impuestos, una
promoción, o una “cajita
feliz” lo hace siempre a costa de los demás.
Pero esto no es así
porque sí. Es así
porque existe una organización basada en leyes que crean y
posibilitan esas “quintas”.
¿Somos libres de
ejercer toda industria
lícita? Claramente no.
¿Somos libres de
enseñar y aprender según
nuestras convicciones? Tampoco.
¿Podemos afiliarnos
y desafiliarnos
libremente? No.
Necesitamos estar
“matriculados”.
Alguien habrá de determinar si podemos iniciar una actividad.
Y muchas
actividades están prohibidas para la población en general.
Nadie puede poner
una línea de trenes o de subtes. Nadie puede cobrar una tarifa
diferente de
taxi. Nadie puede determinar una línea de transporte público y
cobrar el boleto
al precio que considere conveniente.
Y así podría yo
seguir describiendo
horas y horas la realidad político-jurídica de nuestra querida
Argentina.
Es en este marco que
aparece la
truchada. La Salada es una consecuencia de la inmensa presión
tributaria
aplicada por un Estado que esquilma con impuestos sin
miramiento alguno. Muchas
veces me he referido al asunto.
La mitad de la
economía funciona “en
negro” y un altísimo porcentaje de la población no está al día
con la inmensa
cantidad de obligaciones tributarias que tiene.
Apuesto sin temor a equivocarme que si le pedimos al
titular de Ingresos
Públicos que detalle todas las obligaciones de los
contribuyentes que operan
bajo la órbita de la AFIP es absolutamente incapaz de hacerlo.
Y lo es porque
simplemente son tantas que es imposible que las recuerde a
todas.
La Argentina es un país donde la gente se ve agobiada.
Impuestos,
obligaciones administrativas de todo tipo, permisos, trabas,
demoras, colas,
errores que deben ser corregidos con un simple llamado o un
correo electrónico
y no lo son.
A todo este panorama se suma ahora la campaña política
teñida claramente
de la mayor inescrupulosidad que representa justamente ese
autoritarismo
fascistoide que da origen a personajes como Guillermo Moreno,
o a Esteche,
D´Elía y similares que tan estrecha relación han tenido con el
gobierno
anterior. Y también da
origen a la
existencia de miles de individuos que viven de la caridad
pública o de recursos
que responden vaya uno a saber a qué intereses que intentan
romperlo todo con
la excusa más pueril.
Hoy está sobre la mesa la desaparición de Santiago
Maldonado. Sin entrar
en demasiado análisis es fácil colegir el enorme trasfondo de
propaganda
política que encierra este caso lamentable.
¿Es razonable suponer que Cristina Fernández está
preocupada por una
desaparición cuando jamás lo estuvo e incluso es sospechada de
cómplice en la
muerte del Fiscal NIsman o de acordar con un país gobernado
por nazifascistas
recalcitrantes como lo era el Irán de Ajmadineyad?
¿Es imaginable
esperar que el
actual gobierno esté detrás de un plan sistemático de
desaparición de personas
similar a lo ocurrido durante la dictadura militar?
¿Es razonable comparar a Macri con Videla e incluso con
Hitler? ¿Acaso
estamos bajo un Estado terrorista?
Ciertas declaraciones, por más que provengan de
personas más que
devaluadas desde el punto de vista que se las mire, son tan
absurdas y tan
surrealistas que sólo mueven a risa si no fuera por lo
tragicómicas que
resultan.
Mucho de la actual campaña política se dice que está en
manos de Durán
Barba. Y muchas veces yo he repetido que el ecuatoriano es un
tipo brillante y
que sabe muy bien lo que hay que hacer para ganar elecciones.
Eso no significa,
claro está, que el gobierno actual haga las cosas bien ni
mucho menos. Quiere
decir, simplemente, que el camino de dejar hablar y obrar a
una oposición
desesperada y autoritaria sólo le sirve al oficialismo para
obtener más o más
votos.
Esto lo veo en la cola del supermercado, en la
carnicería, en la
verdulería, en la opinión de los vecinos.
Nadie quiere que gobierne la Argentina los vándalos que
todos vimos el
otro día en la televisión. La
gente no
quiere eso, claramente.
Y es lógico que no lo quiera. ¿Quién quiere vivir en el
medio de bombas
Molotov, gente encapuchada y con palos amenazadores, rotura de
vidrieras, destrucción
de monumentos y ataques vandálicos a edificios históricos?
Y este tipo de vandalismo es en la práctica apoyado por
el kirchnerismo,
que no ha dicho una palabra en contra de estas cosas que yo
sepa.
Acabo de escuchar a Cristina Fernández decir que acá se
acabó el Estado
de Derecho, cuando si alguien ha hecho más en contra del
Estado de Derecho
durante los últimos 20 años fue precisamente ella.
El final está bien cerca. Y lo más probable es que el
oficialismo
obtenga una ventaja todavía mucho mayor en las elecciones de
octubre.
Acá no se trata de que lo que está sea bueno, está en
el hecho de que si
no es esto, es lo otro.
Hace unas horas apareció una foto frente a una Facultad
en Rosario en la
que se muestra a Mauricio Macri con una bala en la frente
mientras un grupo de
estudiantes se manifestaba en contra del gobierno. La foto
estaba colocada
sobre un escaparate, sin que nadie de los allí presentes la
quitara u objetara.
Se dice que no todo el mundo está politizado, que no
todos están al
tanto del día a día de la política y eso es cierto. Pero la
gente ve estas
cosas, ve cómo se esconde Cristina Fernández, ve y oye lo que
dicen ciertos
personajes que representan justamente la barbarie. Los ve y
los oye. Y obra en
consecuencia. No fue casualidad que Macri y Vidal le ganaran
las elecciones al “aparato
“ kirchnerista tanto en la Nación entera como en el bastión
peronista que es la
provincia de Buenos Aires.
La suerte está echada. Es lo que pienso.
Buenos Aires, 8
de setiembre de 2017
HÉCTOR
BLAS TRILLO
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