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miércoles, 27 de junio de 2018

EL SIMPLISMO POPULISTA (28/1/18)

El Ágora
EL SIMPLISMO POPULISTA
       Una de las principales armas del populismo para imponerse es el simplismo. Las consignas contundentes pero que carecen de contenido lógico son un arma poderosa entre la gente descontenta o que simplemente no tiene por qué conocer en detalle un análisis algo más profundo que desmenuce tales consignas. A este asunto apuntan las siguientes líneas.
                Leíamos esta mañana en las redes sociales un “post” que dice simplemente: “Cuando se fue Cristina, la nafta costaba $ 12.- , ahora roza los $ 30.- decime que ahora estás mejor y me caigo de culo”.
               Por lo que pudimos ver, el envío en cuestión fue hecho por un acérrimo defensor del kirchnerismo que sin embargo se ha hecho público por su participación en un grupo de familiares de víctimas del atentado a la AMIA.
              Esta clase de comparaciones no sólo es simplista porque se limita a comparar el precio de la nafta para razonar acerca de si alguien está mejor o peor, sino que tal comparación se hace en una moneda como el peso argentino que es inestable y se devalúa constantemente como consecuencia del proceso inflacionario gestado, justamente, durante los años del kirchnerismo. Esto sin dejar de decir que alguien puede estar mejor o peor por una cantidad infinita de variables. Desde la libertad de elegir hasta la de pensar y expresarse. Desde no tener que soportar programas neofascistas incorporados adrede en la transmisión de un partido de fútbol hasta las cadenas nacionales inaugurando una canilla. Desde poder comprar libremente, a algún precio, la moneda extranjera que se quiera hasta no tener que hacer las recordadas “DJAI” (declaraciones juradas  de anticipo de importaciones) para que un funcionario “autorice”, en un país libre, a alguien a comprar un producto o no hacerlo. Y así podríamos seguir.
            Pero sigamos con el ejemplo de este personaje. El 10 de diciembre de 2015 el dólar oficial costaba en promedio $ 9,70 y hoy cuesta $ 19,80. Como para hacer comparable un precio lo primero que debemos hacer es quitarle el efecto inflacionario, podemos pasar el valor de la nafta a dólares, dado que el dólar es una moneda infinitamente más estable que nuestro vapuleado peso. Veamos entonces.
           Si damos por válidos los dichos del panfleto posteado, tenemos que en  diciembre de 2015 la nafta valía U$S 1,24. Hoy vale U$S 1,515.  Pero como somos curiosos intentamos comprobar  si los valores consignados son reales.
          Pudimos ver así que, por un lado la nafta Premium cuesta efectivamente hoy algo menos de $ 30, pero por ejemplo en noviembre de 2015, la misma nafta costaba $ 14,64 como puede verse en el siguiente link: http://www.lanacion.com.ar/1848233-se-extendio-la-suba-de-precios-de-las-naftas. A su vez, en ese mes, el dólar oficial costaba algo menos que en diciembre: un promedio de $ 9,55 por dólar. http://www.paralelohoy.com.ar/2015/11/martes-10noviembre2015-cotizacion-dolar.html                    
        Hagamos nuevamente la cuenta entonces: en noviembre de 2015 la nafta Premium costaba ¡U$S 1,515!!!.
       El simplismo populista encierra varias características. Por un lado tomar datos aislados, como decimos, para establecer así el índice general de bienestar o malestar que pueden tener TODOS los habitantes de un país, y por el otro tergiversar las cifras para mentir sobre la realidad. Sobrada experiencia tenemos con el INDEC de aquellos infaustos años, o la increíble andanada neofascista del programa populista por excelencia: 6,7,8.
       Pero vayamos un poco más lejos, incluso. El panfleto habla del precio de UN combustible, pero como más o menos todos sabemos, en la Argentina teníamos un problema bastante más amplio con TODOS los combustibles. Por ejemplo con las tarifas de gas y de luz que llegaron a tener valores absolutamente ridículos.
       Sin irnos por las ramas, en muy pocos años el populismo kirchnerista los dejó sin autoabastecimiento de combustibles. Y de ser exportadores netos, pasamos a ser importadores netos de naftas, gas, gas oil, fuel oil y energía eléctrica.
       El despilfarro se produjo a partir de 2002 y se acentuó a partir de 2004, cuando el efecto de la inflación provocada por el régimen vigente, no se trasladaba a los precios de los combustibles o de las tarifas, que terminan siendo la misma cosa. Es recordado el enojo ramplón del ex presidente Néstor Kirchner con su vicepresidente: Daniel Scioli, cuando éste último dijo públicamente que las tarifas debían ir ajustándose para evitar consecuencias desagradables.
      El  país pasó de ser exportador neto de unos U$S 5.000 millones de dólares de combustibles a ser importador de unos u$S 14.000 millones hacia el año 2013. Ver http://www.ambito.com/727875-argentina-paso-de-autoabastecimiento-y-vender-energia-a-depender-de-importaciones.
      ¡La diferencia es de unos U$S 19.000 millones anuales! Por supuesto que si alguien pagaba $ 50.- de electricidad por bimestre y ahora paga $ 300 o 400 por mes, ese alguien dirá que antes estaba “mejor”. Pero ¿lo estaba? ¿lo estábamos teniendo que gastar semejante suma de divisas anuales para poder contar con servicios con valores ridículos?
      Y para terminar: acá no estamos evaluando si en conjunto la calidad de vida ha mejorado o empeorado, porque un juicio de valor de ese tipo requiere   por lo menos de análisis y encuestas exhaustivas a cargo de profesionales de la sociología, y no de comentarios echados al vuelo en las redes sociales por militantes políticos de nulos conocimientos o profunda mala fe, por decir lo menos. Sí estamos diciendo que el simplismo se enciende y se propaga como reguero de pólvora entre mucha gente. Especialmente entre jóvenes ideologizados o que adhieren a postulados conspirativos.  Sólo mostramos la realidad, con datos concretos y objetivos extraídos de fuentes públicas.
      Y todavía nos faltó calcular la pérdida de valor del dólar a nivel internacional. Porque no se compraba lo mismo con un dólar en diciembre de 2015 en Nueva York, que lo que se compra hoy.     

Buenos Aires, 28 de enero de 2018                                                         HÉCTOR BLAS TRILLO

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